LA HABANA. Algunas refinerías han quedado a oscuras. A miles de trabajadores del estado les han recortado las raciones de gasolina. Es casi imposible encontrar material de construcción.
Pero los hoteles y restaurantes en Cuba están abarrotados, las principales aerolíneas estadounidenses aumentan sus frecuencias de vuelo a la isla y las tiendas del gobierno están llenas de pollo congelado y de golosinas procedentes de Estados Unidos.
Hasta ahora, Cuba ha soportado el vendaval derivado del desmoronamiento de la economía de Venezuela y de las manifestantes contra el mayor aliado socialista de Cuba.
Aún no se materializa el temido retorno al «Periodo Especial» de la Cuba post soviética, en donde había desabasto de alimentos y apagones, gracias a que la conservación energética y el crecimiento del turismo y de las remesas compensan la mayor parte del golpe de un recorte de casi el 50% en la ayuda petrolera de Venezuela, con valor de cientos de millones de dólares al año.
Las interminables filas para abordar el autobús, y las largas búsquedas de productos como leche, pintura y cemento parecen tolerables a comparación del hambre y la miseria de inicios de la década de 1990, luego de la drástica pérdida de ayudas y subsidios del bloque socialista que mantuvieron a la economía cubana a flote durante décadas.
El impulso generado por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en 2015 no ha dado muestras de desaceleración: Cerca de 285.000 turistas estadounidenses visitaron la isla en 2016, un incremento del 76% respecto al año previo, y el gobierno cubano destacó que el número de visitantes estadounidenses aumentó un 125% en enero.
El número de visitantes extranjeros superó los 4 millones el año pasado y en 2017 parece ir en ritmo para superar esa cifra.
«Todavía no hemos vivido el periodo especial y pienso que no lo vivamos», dijo Ramón Santana, un conductor de bicitaxi de 52 años de edad.
«Antes éramos dependientes de un solo país, ahora tenemos comercio con muchos. Antes si se caía la Unión Soviética se pensaba que nos moríamos. No nos morimos. Aquí estamos».
De cualquier forma, los cubanos siguen de cerca la situación en Venezuela en busca de señales de un mayor recorte en los embarques de crudo, mismos que se pagan con servicios de doctores del gobierno cubano que acuden a «misiones» en vecindarios pobres de Venezuela.