Templo ecuménico

Templo ecuménico

PEDRO GIL ITURBIDES
El licenciado Roberto Reyna se propone levantar una edificación que sirva como templo a quienes concurren a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Esa idea habla de los cambios que, a contrapelo del pensamiento de todos, arropan a la Nación Dominicana. Porque ¡hay de Roberto si hubiese externado este interés unos decenios antes! Se permite emitir esta propuesta sin que por ello se altere la obra de los profesores que siguen su actividad docente, y de los estudiantes que continúan apegados a sus libros. ¡Alabado sea Dios!

En Manipal conocí un templo ecuménico, al que llaman en aquella Universidad «Templo Universal». Tenía unas horas en la India y, aunque con Biblia y Misal en el maletín de mano, procuraba un lugar desde el cual sintiese una mejor conexión con el Creador. Tengo la manía, desde que salí por vez primera de la República, poco después de la desaparición del régimen de Rafael L. Trujillo, de caminar a pie las ciudades que visito. Ese esfuerzo paga con creces el cansancio que se acumula. Aquella ciudad universitaria e industrial de la misteriosa y enorme península asiática, no debía ser la excepción.

Un domo azul me advirtió que podía estar cerca de una Iglesia. Supuse que no era cristiano católica, pues no veía una cruz. Pero la curiosidad me llevó hasta la edificación de forma circular, con aquella semiesfera de techo. Nada en su interior revelaba que se hubiera erigido para que desde ella se reconociese la omnipotencia divina. Pero algo me decía que, pese a su apariencia, aquello servía para expresar la religiosidad humana. De manera que accioné la cámara fotográfica, y su figura es uno de los recuerdos que guardo de ese viaje.

Aunque construida en un terreno cuadrado, ante una de cuyas entradas se encuentran esculpidos dos elefantes en granito, me dije ¡esto es una Iglesia! Y decidí preguntarle al Señor. Lo hacía cuando divisé, hacia el suroeste del lugar en que nos hallábamos, la clásica torre de campanario rematada por una cruz, del templo que buscaba. A este último fuimos, como les he contado alguna vez, y nos sentamos y reclinamos en él. Pero el domo azul daba vueltas en mi cabeza, que buscaba explicaciones. ¡Y las pedimos!

Manipal es un centro de altos estudios de propiedad privada. Fue impulsado por un médico hindú que había trabajado para los ingleses en el estado de Karnakata, en cuya jurisdicción se encuentra aquella ciudad. Recibía, y recibe estudiantes de toda el Asia, y por ello, de todas las creencias. La Universidad construyó este templo y en él se reúnen por grupos, los creyentes de confesiones y sectas diversas. El gobierno estadual sostiene en la región la libertad de cultos. Y en este edificio, esa libertad se expresa cabalmente.

Cristianos y otros creyentes aprovechan este espacio abierto para integrar la iglesia.

Como carece de pinturas, pues ni siquiera un fresco sirve de indicio al despistado visitante que penetre a su interior, todos pueden sentirse cómodos allí. Los elefantes que custodian la entrada con su pétrea fortaleza, son el único vestigio de que aquel edificio fue levantado por manos hindúes. Pero no estando una figura de Shiva por los alrededores, cualquiera puede invocar a Dios entre aquellas paredes.

Está permanentemente abierto, pues quien lo concibió quiso que dinteles y jambas configurasen lo expeditivo del ingreso sin las limitaciones de las puertas. Fuera de aquella primera visita de reconocimiento, tuve ocasión de volver a su interior cuando ese domingo siguiente me dirigía a la celebración de mi templo. Entonces pastaba una vaca en la jardinería exterior. Este es el animal sagrado para los nativos que siguen la religión hindú. Fotografié la escena, pues me dije que aquella construcción se había levantado para reconocer a este Dios tolerante y paciente que admite que la más excelsa y rebelde de sus creaturas, lo nombren de todas las maneras y lo reproduzcan con todas las figuras. Después de todo, sabe que por encima de nuestra febril imaginación, El es Todopoderoso y Eterno.

Y eso es lo que quiere decirnos el nuevo Rector de la UASD, al proponer la construcción de un templo ecuménico en su Ciudad Universitaria.

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