Temporada Sinfónica magnífica dirección

Temporada Sinfónica magnífica dirección

El segundo concierto de la Temporada Sinfónica, bajo la dirección de Santy Rodríguez, director asociado de la Orquesta Sinfónica, inició con la Obertura Las Hébridas-La Gruta de Fingal Op.26 del compositor alemán Felix Mendelssohn.
Las notas iniciales del primer tema lírico son expuestas por las cuerdas, y nos transportan a la famosa cueva marina del islote de Staffa, en Escocia, paradisiaco lugar que inspirara al compositor. Subyace en el tema un sentimiento de soledad. El segundo tema, descriptivo, en el que se suman otros instrumentos, evoca el movimiento y el eco constante de las olas y el mar.
Esta joya musical del romanticismo es un verdadero poema sinfónico de gran equilibrio formal, cuyo claro desarrollo fue perfectamente logrado por nuestra sinfónica bajo la eficiente dirección del maestro Santy Rodríguez.
Un momento esperado de este segundo concierto de la temporada era la presentación del destacado violinista puertorriqueño Omar Velázquez, quien se desempeña como concertino de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, y tocaría el concierto en re mayor, Op.61 para violín y orquesta de Ludwig Van Beethoven.
Inicia el concierto, el primer movimiento “Allegro ma non troppo” presenta dos temas, cuatro golpes del timbal preceden la larga introducción de la orquesta, el clímax introductorio es grandioso; luego, lentamente, hace su entrada el solista y presenta los dos temas principales, que luego se repiten en todas las secciones de la Orquesta Sinfónica.

El segundo movimiento, “Larghetto”, con sus variaciones, produce momentos de profunda musicalidad. La ornamentación, a cargo del solista, permite mostrar el dominio de su instrumento. El tercer movimiento, un “Rondo Allegro”, contrasta. Es una explosión de júbilo, el violín inicia un tema vivaz y el solista logra un momento estelar.

El concierto concluye con una hermosa coda. Omar Velázquez es, como suelen decir los grandes musicólogos, un “violinista correcto”, con momentos virtuosísticos cargados de pasión.
La dirección de Santy Rodríguez consigue la armonía perfecta entre solista y orquesta. El numeroso público, puesto de pie, aplaudió calurosamente al violinista, al director y a la orquesta.
El final llega con la innovadora primera Sinfonía en do mayor, Op. 21 de Beethoven. El primer movimiento es “Adagio molto. Allegro con brio”, tras la lenta introducción, el primer tema expuesto por los violines es imperioso, rítmico, pasando a un segundo tema melancólico, en el que el oboe y la flauta inician un bello diálogo.

En el segundo movimiento “Andante cantábile con moto”, los segundos violines exponen un gracioso tema en forma fugada. El tercer movimiento “Menuetto –allegro molto vivace”, vibrante, trasciende el temperamento musical, el “pathos beethoviano”. Finaliza la sinfonía con el cuarto movimiento “Allegro molto vivace”. La dirección de Santy Rodríguez, un joven director en ascenso, de gestualidad enérgica, elegante, logra interesantes planos sonoros.

La Orquesta Sinfónica sonó con fuerza, con un excelente nivel de ejecución. Aplausos finales, un camino cierto se abre a este talentoso director; reconocimiento al maestro José Antonio Rodríguez, director titular, por cobijar y dar oportunidad a los nuevos valores, indiscutibles relevos generacionales.

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