Temporada Sinfónica rinde homenaje a Strauss

Temporada Sinfónica rinde homenaje a Strauss

El público que iba llegando se congregó en el amplio vestíbulo del Teatro Nacional, para escuchar a la Orquesta Dominicana de Viento, compuesta por 54 jóvenes músicos dirigidos por el profesor Andrés Vidal. La música contagiosa llenaba la estancia, nos daba la bienvenida. Un hermoso preludio para el inicio de esta nueva jornada musical.

En este primer concierto de la Temporada, la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, rindió homenaje al gran compositor alemán Richard Strauss en el 150 aniversario de su nacimiento, interpretando dos de sus obras más conocidas, los poemas sinfónicos “Don Juan” y “Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel”. Participó además en esta noche inicial, el destacado chelista coreano Jonah Kim, con el concierto de Edward Elgar Op. 85.

La figura del Tenorio, inmortalizada en la literatura por Tirso de Molina en su obra “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, por José Zorrilla en “Don Juan Tenorio”, así como por Molière, Espronceda, Dumas, Byron, y otros grandes escritores, también motiva a músicos como Mozart que fascinado por el mito, compone su ópera “Don Giovanni”.

Richard Strauss se inspira en el poema de Nikolaus Lenau, -cuya imagen del don Juan no es la más tradicional- y crea su genial y deslumbrante poema sinfónico en un movimiento: “Don Juan”, una verdadera “puesta en escena”, cuya forma musical se acerca al rondó, la más apropiada para describir a través de los diferentes temas, los plurales rasgos del inefable personaje. El director, la orquesta, se hacen cómplice de cada aventura, y nos transmiten en expresivas notas toda la belleza musical del genial compositor, un magnífico inicio de programa.

Por segundo año consecutivo el chelista coreano Jonah Kim, es invitado para el inicio de la Temporada Sinfónica, asumiendo esta vez el reto de interpretar el concierto en mi menor, Op. 85 de Edward Elgar. Decimos que asume un reto porque las experiencias auditivas que guardamos en nuestra memoria los melómanos y diletantes, provienen de las grabaciones de grandes intérpretes de este concierto, como la famosa chelista Jacqueline du Pre. Las comparaciones son siempre odiosas, no obstante, las referencias no se pueden obviar, pero éstas, lejos de perjudicar al joven chelista lo favorecen, y es que como decía su profesor Janos Starker, “Jonah Kim es un talento excepcional. Él está en la cima de su generación”.

El primer movimiento “adagio”, inicia con el recitativo del chelo, cuyo sonido susurrante, melódico, nos envuelve, a seguida responden los vientos. Luego el tema central presentado por las violas lo repite el chelo. En el segundo movimiento “lento, allegro molto”, los acordes en “pizzicato” van a un “crescendo”. El “adagio del tercer movimiento, de gran belleza lírica, y motivo recurrente, es asumido por el solista con gran delicadeza técnica, limpia, clara, pareciera un poseso en sublime trance.

El final “allegro moderato” es un crescendo enervante, propicio al virtuosismo de Jonah Kim. El público emocionado le aplaude largamente y él retribuye con la bellísima pieza “Beau soir” de Debussy, cuyo arreglo para cuerdas es también de su autoría.

Cierre. El programa cerró con el poema sinfónico Op. 28 “Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel”. Richard Strauss se inspira en este personaje truhanesco, real o leyenda, y en una instrumentación estupenda nos describe la picardía, la alegría de Till, brincando y silbando por los caminos.

La introducción el “Había una vez” de los cuentos de hadas, es seguida por una frase del corno –Héctor Rodríguez- que muestra a Till tal cual es, para dar paso a sus travesuras. Destaca el solo de violin –Zvesdana Radojkovic-. El final de Till es anunciado con vibrante percusión, tras su muerte sigue el epílogo, idéntico al prólogo “Había una vez”… todo era un cuento. Ningún lenguaje es más elocuente que la música.

Trabajo primoroso. Hay que destacar en esta apertura, el brillante trabajo de nuestra Sinfónica que supo sortear las dificultades orquestales de la música de Strauss, pletórica de matices; sin duda una labor de conjunto dirigida con entusiasmo y esmero por el maestro José Antonio Molina.

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