FARID KURY
Desde 1986 hasta 1996 se celebraron cuatro procesos electorales y todos fueron reñidos. La polarización cerrada caracterizó esos procesos. Las elecciones de 1986 el doctor Joaquín Balaguer las ganó con apenas dos por ciento de ventaja, 42 a 40. Las de 1990, con todo y fraude, la ventaja de Balaguer frente al profesor Juan Bosch fue de un punto. Las de 1994, también con todo y fraude, Balaguer se impuso 43 a 42 al doctor Peña Gómez. En las de 1996, para vencer a Peña Gómez, el PLD y el PRSC hubieron de aliarse en la segunda vuelta y aún así el resultado fue 51 a 49 por ciento.
Fue a partir de 1998 cuando las elecciones dejaron de ser reñidas. El electorado empezó a manifestarse en una línea. En ese año, el PRD obtuvo 24 senadores y más del 50 por ciento de los votos y el PLD sólo cuatro senadores y 31 por ciento.
En las del 2000 la historia se repitió. Desde el principio aquellas elecciones estuvieron de un solo lado. No hubo competencia real. El PRD duplicó los votos del PLD. El PRD obtuvo 50 por ciento y el PLD 25.
En 2002 ocurrió igual. 29 senadores obtuvo el PRD con más de 50 por ciento y el PLD apenas uno y con 29 por ciento.
En las elecciones de 2004 otra vez el electorado se manifestó en una sola dirección. Desde el principio se vio claramente que no serían cerradas y que todo apuntaba hacia una victoria en primera vuelta del PLD. Así ocurrió. El candidato del PLD obtuvo 57 por ciento mientras que el del PRD 33. La ventaja de Leonel fue de 800 mil votos.
En las elecciones congresionales y municipales pasadas, con todo y el PRD y el PRSC producir la llamada Alianza Rosada, el electorado no se dejó impresionar por ella y se manifestó de nuevo en una sola dirección: El PLD venció en 22 provincias y la Alianza en 10.
¿Qué significa todo esto?
Significa que las últimas cinco elecciones, dos presidenciales y tres intermedias, se han decidido de manera cómoda a favor de uno de los partidos. Definitivamente el electorado dominicano ha preferido transitar el camino de la no confrontación electoral cerrada, decidiéndose de manera contundente y sin discusión a favor de uno de los partidos o candidatos.
Obviamente, eso no significa, de ningún modo, que siempre ha de ser así. Cada proceso tiene su propia dinámica y característica. Pero, de cara al próximo torneo electoral, tomando en consideración múltiples variables y aún cuando aparentemente es muy temprano, me atrevo a vaticinar que el mismo tendrá características muy similares a los anteriores; o sea no será escenario de una competencia cerrada, como he escuchado decir últimamente a algunos analistas.
Cuando el PLD supere algunas diferencias internas y el presidente Fernández sea proclamado oficialmente candidato presidencial y empiece a recorrer el país con su mensaje, el ambiente electoral se definirá mucho más, y los que ahora sueñan con elecciones cerradas a definirse en una segunda vuelta, verán sus sueños derrumbarse, porque el electorado se expresará, como en las últimas cinco elecciones, en una sola dirección.
En la República Dominicana últimamente las elecciones se han estado pautando muy temprano. La tendencia prevaleciente meses antes resulta difícil cambiarla. Así ha sido y así será ahora. La tendencia de ahora, lo que se ve, es que el presidente Fernández cuenta aún con el apoyo mayoritario y entusiasta del electorado, lo cual le garantiza una victoria cómoda en la primera vuelta, y personalmente no veo, no visualizo, cómo eso pueda ser modificado.