NUEVA YORK (EFE).- El artificio de la cultura en EEUU y el deseo del artista de ocultar su identidad marcan las tendencias de la bienal del Museo Whitney, la mas importante cita del arte contemporáneo de este país, que se inaugura mañana.
Más de un centenar de artistas que viven o trabajan en los Estados Unidos participan en la bienal, que por primera vez lleva un título, Noche Americana, inspirado en un filme homónimo del cineasta francés Francois Truffaut.
Noche Americana, que se refiere a la técnica cinematográfica de filmar escenas nocturnas durante el día mediante un filtro de luz especial es, para los efectos de la bienal, una metáfora de lo que acontece actualmente en la escena artística de EEUU. La bienal explora el artificio de la cultura estadounidense, una cultura preocupada por lo irracional, lo religioso, lo oscuro, lo erótico y lo violento, pero filtrado por un sentido de la belleza que es defectuoso, dice la comisaria Chrissie Iles.
Los artistas de la bienal trabajan en algún lugar entre el día y la noche, entre la historia de las formas y las formas de la historia, según su otro comisario, Philippe Vergne. Esta bienal se distingue de las anteriores por estar organizada por comisarios no estadounidenses, y por incluir a artistas que, o no son estadounidenses pero trabajan en EEUU, o son estadounidenses pero residen fuera de su país.
Viajamos por todo EEUU y Europa buscando artistas que reflejaran lo que está pasando. Es una bienal del aquí y el ahora, dijo Iles durante una presentación a la prensa de esta magna exposición, que incluye a artistas con edades que van de los 24 a los 79 años.
También como novedad en esta edición, que marca el 75 aniversario del Museo Whitney, los comisarios pidieron a casi la mitad de los artistas que reaccionaran al espacio de las galerías mediante la creación de instalaciones específicas.
Algunos concibieron exhibiciones dentro de exhibiciones, como la Wrong Gallery, un colectivo de artistas formado por Maurizio Cattelan, Massimiliano Gioni y Ali Subotnick, y la Torre de la Paz, una instalación de contenido político en la que participaron unos 200 artistas.
La Wrong Gallery ilustra ese deseo del artista contemporáneo de minimizar su protagonismo y asumir la identidad de un colectivo.
En una línea similar se inscribe Barnadette Corporation, un colectivo que ha publicado revistas, novelas y vídeos que critican esa cultura global que construye su identidad a través de la marca y el consumo.
A su vez, Otabenga Jones y Asociados, un colectivo de cuatro afroamericanos, acomete acciones, publica ensayos y erige instalaciones que critican la representación de la cultura negra en los medios.
La bienal también presenta a Reena Spaulings, un artista ficticio que entró al mundo del arte bajo los auspicios de una galería imaginaria, un modus operandi que cuestiona el mercado del arte y su sistemática creación de artistas estrellas.
El arte político también está presente en la bienal en las obras de Nari Ward, cuya máquina hecha con barriles de petróleo deja un bronceado con marcas de la bandera de EEUU, y un dibujo de Richard Serra con la frase Stop Bush (Detengan a Bush).
El erotismo y la moda, y lo grotesco como la cara opuesta de la moneda, afloran como corrientes en las obras de la pintora Marilyn Minter, con representaciones a la vez seductoras y decadentes del glamour y la belleza femenina.
Los mismo ocurre en las vitrinas de boutiques de Josephine Meckseper, en las que un refinado perfume de la marca Ne Travaillez Jamais (No trabajes jamás) comparte espacio con vulgares productos de higiene y limpieza.
En el ámbito entre erotismo, moda y política se ubica Francesco Vezzoli y su trailer falso para un film sobre Calígula en el que actúan Helen Mirren, Gore Vidal, Courtney Love y Benicio del Toro, con vestuarios diseñados por Donatella Versace.
Mediante el humor, la ironía, escenas de sexo XXX Vezzoli construye una sátira sobre la decadencia de Hollywood y de la corrupción inherente al poder político. Adam McEwen también apela a la ironía, la ficción y el seductor mundo de los famosos en su serie de obituarios falsos de Nicole Kidman, Jeff Koons, Bill Clinton y Rod Stewart, presentados de forma realista, tal y como publicarían los periódicos.