¿Tendrá imitadores?

¿Tendrá imitadores?

Claudio Acosta.

Algunos   han dicho, con inocultable intención descalificatoria, que el expresidente Hipólito Mejía lo que hizo fue  “ponerse alante” al pronunciar un discurso al país, a través de una cadena de radio y televisión, para explicar en detalle las relaciones  de su gobierno con la empresa Odebrecht, en el epicentro de un escándalo de sobornos  y corrupción que tiene el potencial para convertirse en un terremoto político en el continente latinoamericano. El exmandatario fue  enfático al desvincular a su administración de los sobornos que la constructora  admitió haber pagado a  funcionarios dominicanos. De hecho fue mas lejos;  tanto, que es mejor que lo lean  como lo dijo: “Si alguien demuestra que yo o mi familia, en el sector público o en el sector privado, ha cometido actos de corrupción, entregaré mi patrimonio al Estado dominicano”. Pueden alegarse motivaciones políticas en la decisión del expresidente Mejía de hablarle al país de sus relaciones con Odebrecht, pero tenemos  que reconocer que desde que estalló  un escándalo que en la República Dominicana  salpica a tres gobiernos  distintos  la opinión pública ha estado reclamando de manera insistente que los principales involucrados den la cara, que defiendan o justifiquen sus actuaciones y, si se atreven a tanto, también las de los funcionarios junto a los cuales sirvieron y hasta  su propia familia, pues al fin y al cabo seremos los ciudadanos y ciudadanas  los que decidiremos  si les creemos o no les creemos. Fiel a su talante y temperamento impulsivo, el Guapo de Gurabo salió alante y dio el primer paso. ¿Lo imitará el expresidente Leonel Fernández, en cuyos gobiernos Odebrecht construyó (un total de siete) la mayor cantidad de obras? ¿Y el presidente Danilo Medina, quien todas las noches le prende una velita a Santa Catalina?

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