Hemos vivido una época de confusiones, por tanto no podemos tener ni aspirar a nuevas esperanzas. Hasta hemos confundido las deudas con los propios bienes. Es que hemos sido un país de contradicciones. Elegimos Presidentes por su aspecto personal o por lo que suelen ofrecer y luego de arrepentirnos vivimos en un sueño de restauración. Ningún país ha podido contar con mejores opciones que República Dominicana, pero hemos pasado de la inocencia al cinismo, de la candidez a la subversión y hemos sido tolerantes y todavía no hemos llevado a ningún gobernante o sus funcionarios a juicio ante el Congreso Nacional.

¡Cuánta paciencia! Por eso pensamos que el 2011 no vaya a sorprendernos con nada bueno si ya comenzó con un aumento del 11% en la energía eléctrica, la gasolina, los altos precios de los alimentos, la compra de conciencias con bonos de RD$1,000 para los que firman a favor de un referéndum, es que el futuro sólo tiene un nombre “aciago y  ciego”, porque la esperanza se la comieron los burros. ¿Quién firmemente o masivamente se atreve a delatar los males del Gobierno? Las proyecciones son  más préstamos, hasta para equilibrar el presupuesto del nuevo año. Así, no podemos desarrollarnos, ni tener buena salud y ni digamos mejor educación. Desde luego, esto no podrá seguir siendo como hasta ahora ha sucedido y un cambio en la aptitud de la población tendrá que acontecer. Las fuerzas morales y genuinamente democráticas tendrán que reorganizarse y una nueva orientación de los destinos nacionales deberá emerger del fondo más oculto de la sociedad. Eso esperamos todos los que en algún momento supimos hacer un buen aporte frente al dolor que padecía la República.

Estos meses por venir con seguridad serán muy duros, pero no podrán ser tan crueles como los del 2010. Confiamos en que la situación no siga empeorando, pues no todo está perdido, todavía estamos respirando y no estamos inconscientes. Recordemos el Himno Nacional y tomemos su ejemplo.