Tenemos de todo en demasía

Tenemos de todo en demasía

Los dominicanos de seguro no nos hemos percatado que somos un pueblo privilegiado y tenemos de todo a borbotones. Desde que se votó la primera Constitución, nos hemos dado el lujo que otros países más grandes no se han concedido, al haber modificado 39 veces la misma y posiblemente se produzca la 40 para introducir de nuevo la reelección.

Para el tamaño de nuestro territorio, tenemos 31 provincias y un Distrito Nacional y todavía hay legisladores que pretender subdividir aún más nuestra parte de la isla Hispaniola. Esto significa, 32 senadores, y 178 diputados. Para que tengan una idea de lo irracional de esta división; México, con 31 estados y un Distrito Federal, tiene una extensión superficial, 20.3 mayor que nuestro país. Si hubiésemos tenido esa área, trasponiendo al país, la cantidad de provincias serían 629; 629 senadores y 3,611 diputados. Los del patio pensarán, qué lástima que no seamos México. Estos legisladores son los que cuando el presupuesto del Estado no cuadra, se dedican a buscar bonos y préstamos aumentando nuestra Deuda Externa, muchos dicen “Eterna” a límites rayanos en convertirnos en un Estado fallido, según las premoniciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), por el impago de los compromisos contraídos. Estos sufridos legisladores también patrocinan la creación de nuevos Municipios y Distritos Municipales para aumentar la cuota que versa el Estado a los partidos políticos y así poder prometer a sus seguidores la posibilidad de esos cargos adicionales.

En cuanto a los partidos políticos y grupos u organizaciones minoritarias, existen aproximadamente 30 y varias más están solicitando su reconocimiento, ya que lo mismo significa un negocio redondo al recibir una subvención del Estado por vociferar, poner afiches y aliarse a un partido político mayoritario para no perder la personería jurídica.

La diplomacia no se queda atrás. Tenemos, entre embajadores, ministros consejeros, secretarios de cualquier orden, auxiliares, cónsules y vicecónsules, una cantidad que sobrepasa por mucho países más grandes e importantes que el nuestro, verbigracia Argentina y Chile. Como estos cobran en dólares, las botellas se quedan residiendo en el país y el Gobierno se queja entonces de que los impuestos no le alcanzan para pagar la inmensa burocracia que tiene en nómina.

Pasemos ahora a nuestra Armada. Tenemos más mayores generales, generales de brigadas, generales pilotos, almirantes y oficiales superiores, que los que tuvo el ejército alemán en la II Guerra Mundial, con la diferencia de que aquellos se batieron en el campo de batalla y los nuestros, muchos de ellos ni funciones tienen para justificar el sueldo que perciben.

Los teléfonos móviles y las motocicletas están casi a la par con nuestra población, con la diferencia que todos los días se incrementan ya que hay personas que poseen más de una unidad y también diferente tipos de motos.

Pero, en donde somos verdaderamente unos gigantes es en la inmigración masiva de haitianos que superan la población de su capital Port-au-Prince. De nosotros no regular esta clandestina movilización, tendremos que otorgarle la nacionalidad conforme a la inaceptable sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ya que según este tribunal los tratamos como apátridas. Debemos de seguir el ejemplo de Trinidad y Tobago que va a expulsar más de 115,000 ilegales de su territorio y ninguna corte, organización o cualquier Vargas Llosa, expresa su protesta.

Existen países que se quejan por la falta de viviendas para sus ciudadanos. Aquí, en la ciudad capital hay torres y cientos de apartamentos deshabitados, sin que nadie se explique cómo se pueden mantener desocupados sin operarse beneficio alguno para sus propietarios, por la falta de ventas o alquileres. Esta situación debe ser una de las alegadas bonanzas para que el Gobernador del Banco Central demuestre nuestro favorable crecimiento del PIB.

Actualmente, se ha desatado la proliferación de franquicias de las que ofrecen al público la denominada comida chatarra. También en ese orden, heladerías sofisticadas que cobran por un helado más que un plato del día. Asimismo, hay un crecimiento inusitado en cuanto al establecimiento de estaciones de combustibles de todo tipo (gasolina, diesel, gas propano, gas natural, gas querosén) y todo tipo de aceites, irrespetando la ley que establece doscientos metros entre una y otra.

Los “colmadones”, “drinks to go” y lugares de diversión informales, algunos en aceras, disturbando los vecinos y con música con decibeles que rompen los oídos, son el pan nuestro de cada día, no obstante las protestas de los lugareños.

En corrupción somos una potencia. Tenemos varios “turpenes” que entre prevaricaciones, sustracciones y lavado de activos, han amasado inmensas fortunas que no han podido justificar su procedencia. Posiblemente se nos queden otros elementos en los cuales también somos muy prolijos. Más para finalizar esta entrega debemos señalar que creemos que en el mundo no hay país que –de acuerdo a su tamaño– tenga más bancas y loterías de apuestas por metro cuadrado que el nuestro. Para tener una idea, se hizo un censo y resultó que había más de este tipo de negocio que escuelas y liceos en el territorio nacional. Entonces: “Cómo así se salva un pueblo”.

 

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