Caracas. EFE. La tensión vuelve a ensombrecer las relaciones entre Venezuela y Colombia con la decisión del presidente venezolano, Hugo Chávez, de sacar a sus funcionarios de Bogotá y congelar el comercio, aunque su vicepresidente, Ramón Carrizalez, dijo ayer que por ahora la frontera sigue abierta.
Las directrices las dio muy claras el presidente cuando anunció el congelamiento, revisar todos los sectores, pero no se ha dictado ninguna instrucción para cerrar fronteras (…); por ahora se está evaluando toda la situación, señaló Carrizalez.
Chávez reaccionó anoche así a irresponsables acusaciones de Bogotá sobre el supuesto desvío de armas que Venezuela compró a Suecia en 1988 y que el Ejecutivo colombiano dijo que halló en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
El asunto sirvió de detonante de una nueva crisis incubada con el anuncio previo de Colombia de que negocia con Estados Unidos el uso de sus bases militares por soldados estadounidenses, lo que mereció en las dos últimas semanas reiteradas condenas de Chávez. Además de ordenar congelar el comercio y retirar al personal diplomático, el mandatario advirtió que romperá definitivamente los lazos con Colombia ante una eventual próxima declaración verbal de parte del Ejecutivo de Álvaro Uribe que signifique una nueva agresión».
El vicepresidente venezolano volvió a negar que el Gobierno de Chávez suministre armamento a grupos irregulares, aunque aseveró que actuará sin contemplaciones si descubre que alguien lo hiciera, dentro o fuera de la Fuerza Armada Nacional. Si descubrimos que alguien está traficando de alguna manera o tiene relación de alguna manera con irregulares colombianos, pues nosotros actuaremos, declaró Carrizalez en una zona fronteriza.
El conflicto interno de Colombia se ha desbordado hacia Venezuela, con ataques guerrilleros a puestos militares que han dejado no solo soldados muertos sino que también se ha registrado el extravío de armas, explicó. Sin embargo, remarcó, se necesita ser bien cínico, cara dura, para salir a acusar de una vez al Gobierno venezolano, cuando lo correcto y sano ha debido ser que el Gobierno de Uribe informara de ello al de Chávez.
La ruptura definitiva con Colombia incluiría, adelantó Chávez, la expropiación de empresas colombianas en Venezuela, una amenaza que ya lanzó en marzo de 2008, en medio de otra crisis originada por un ataque colombiano a las FARC en territorio de Ecuador.