Tentáculos irrefrenables

Tentáculos irrefrenables

Las cárceles del país trascienden en estos momentos por lo insólito y estremecedor. Tras algunas rejas han sido hallados comercios con mercadeo de drogas y licores y facilidades de adquisición por los reclusos que ya quisieran para sí personas que están en libertad. Es tanta la holgura para ciertos convictos que no hará mucho motivaron un audaz y sangriento ataque armado al penal de Najayo en pretensión de liberarlos, lo que estuvo a punto de lograrse. Lo más reciente es un suceso para el libro Guinness: un interno alojado en zona de alta seguridad fue abatido en un “intercambio” de disparos sin un solo rasguño para quienes lo “enfrentaron”.

Como para espantarse más con lo que parece ocurrir en lugares en los que se presume que gente peligrosa está reducida a la obediencia, el siempre firme y alerta director de Antilavados de la Procuraduría, Daniel Miranda Villalona, afirmó que sicarios encarcelados procuran en estos momentos asesinar a funcionarios y a otras personas que tienen identificadas y ubicadas. Sus palabras de graves implicaciones exponen un alarmante estado de indefensión para quienes puedan ser blanco de tales fines homicidas. Dejan dicho que ni siquiera condenando a penas máximas a consumados asesinos la sociedad está libre de sus zarpazos, percibiéndose que el crimen organizado conserva capacidad para hacerse sentir desde sus circunstanciales guaridas, ahora con barrotes.

Abran paso a los ciclistas

Vista a grandes y deplorables rasgos, Santo Domingo no parecería una ciudad para ser aprovechada por mucha gente para desplazarse por sus vías sobre aros y pedales. Pero ya hay quienes creen en esa posibilidad. El ayuntamiento del Distrito Nacional ha trazado un plan para fomentar y facilitar el uso de bicicletas por rutas exclusivas que atraviesen el tráfago urbano.

Un medio de transporte para ejercitarse y reducir la contaminación en una urbe de tránsito muy congestionada y de constantes riesgos para el simple peatón y para el conductor respetuoso de la ley ante la impune invasión de espacios públicos y la temeridad de muchos choferes. La aspiración a generalizar las bicis es un motivo más para combatir los irrespetos y devolverle al área urbana el nivel de seguridad y fluidez que merece el indefenso ciudadano.

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