Teoría de la bicefalia política

Teoría de la bicefalia política

La primera vez que escuché hablar de la bicefalia política, fue al intelectual y académico cubano-venezolano Dr. Amalio Fiallo, a raíz de la gran crisis por la que atravesaba el partido Socialcristiano COPEI de Venezuela. Se discutía entre otros asuntos, las dificultades o diferencias internas provocadas por la presencia de los dos grandes líderes del socialcristianismo copeyano, el Dr. Rafael Caldera y el Dr. Luis Herrera Campins.

Fiallo decía que COPEI era un cuerpo, pero con dos cabezas visibles, y como consecuencia, se estaba creando una bicefalia política. En tal virtud advertía que, como a un mismo cuerpo se le hace difícil tener dos cabezas, si estas no se ponen de acuerdo, podrían correr el riesgo, en el caso de que se hiciera necesario hacer una separación, que una de las dos cabezas pudiera verse afectada, o crear dos cuerpos.
Dijo que como no era médico ni mucho menos cirujano, se limitaba a señalar el riesgo que podría correr COPEI como organización política, si las dos cabezas, pensando y actuando de manera diferente pretendían mover el cuerpo, puesto que podría provocar un colapso. Y la historia le dio la razón. Caldera y Herrera no pudieron conciliar y se separaron. El partido COPEI corrió la misma suerte.

Los líderes Copeyanos actuaron durante mucho tiempo como instructores y consejeros de casi todos los partidos socialcristianos de América Latina, brindando soluciones a los conflictos internos. A nosotros mismos nos asesoraron durante las crisis por la que atravesó el desaparecido Partido Revolucionario Social Cristiano. Sin embargo, los consejeros no pudieron cohabitar. No fueron capaces de aplicarse ellos mismos las sabias enseñanzas que nos transmitían.

La semana pasada señalé o recordé la presencia de la bicefalia partidaria en el país, y al parecer, algunos no entendieron ni mucho menos lo tomaron como un consejo de advertencia en un aspecto tan importante como el de evitar las contradicciones internas de los partidos.

Algunos de ellos alegan, o mejor dicho se conforman con entender que la bicefalia política no solo existe en la oposición, sino también en el PLD. Está bien. Eso es correcto, solo que como están en el poder y cuentan con tantos analistas, mencioné al PRM, no solo por su condición de oposición, sino porque su dirigencia proviene de un partido cuyo origen está salpicado de confrontaciones, y resultaría muy conveniente tomar en cuenta las experiencias pasadas para evitar situaciones futuras, o que pudieran repercutir en el actual proceso electoral.

La bicefalia política no es un invento mío. Si lo utilicé fue para expresar o advertir lo ocurrido en una latitud como la de Venezuela, tan parecida a la nuestra. La bicefalia de que habló hace tantos años Amalio Fiallo, quien lamentablemente murió hace cuatro años, está presente aquí y en más de un partido. Ignorar su existencia es lo peor que pueden hacer los dirigentes y líderes de los partidos que gobiernan o que quieren llegar al poder.

Los males no se evitan ignorando las realidades, si no, actuando para evitar posibles consecuencias perjudiciales.

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