El doctor Radhamés Jiménez Peña es abogado o siquiatra? No es un pregunta tonta, como las que solía hacer Don Rafael Herrera, tampoco mal intencionada, y mucho menos capciosa; se trata, simplemente, de mera curiosidad, pues no acaba de entenderse muy bien cuál es el papel que juega el exprocurador en el escándalo de corrupción que ha destapado el doctor Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República, al acusar a cinco jueces de constituirse en una “mafia” que negociaba con sus sentencias. Porque según lo que cuenta el abogado Francisco Alvarez, excoordinador del movimiento cívico Participación Ciudadana, la suspendida jueza Awilda Reyes Beltré le confió que en medio de las presiones que recibía del exconsejero del Consejo del Poder Judicial, Francisco Arias Valera, para que cumpliera las “instrucciones superiores” que le ordenaban fallar en favor de determinados imputados fue llevada en tres ocasiones a la oficina del doctor Jiménez “para que se tranquilizara”. Pero el exprocurador no es el único que debe explicarle al país porqué su nombre es citado con insistencia por varios de los protagonistas de este mayúsculo escándalo, pues el doctor Mariano Germán Mejía, quien hace unos días sorprendió al país al anunciar en rueda de prensa que la suspendida jueza Reyes Beltré le confesó que recibió dinero para liberar al regidor por Pedro Brand Erickson de los Santos Solís, también tiene muchas cosas que aclarar y explicar. Sobre todo después de que Participación Ciudadana lo acusó, públicamente, de ocultar información a la sociedad dominicana sobre la participación de Arias Valera en los actos de prevaricación de los que se le acusa junto a Reyes Beltré y otros cuatro jueces. Por eso es una pena que haya decidido, aconsejado por la prudencia, guardar silencio, y tal y como están las cosas podría decirse que también convencido de que lo que diga o declare puede ser utilizado en su contra.