La terapia de la osteopatía fue desarrollada en Estados Unidos a finales del siglo XIX por el doctor Andrew Taylor Still, quien dedicó varios años a buscar una nueva forma de tratar las enfermedades, evitando las cirugías o los fármacos, que eran muy agresivos.

Así fue como surgió la osteopatía, palabra que procede del griego “osteos” (hueso) y “pathos” (enfermedad), que consiste en estimular los recursos del cuerpo para ayudarle a recobrar su equilibrio.
¿Para qué sirve? La osteopatía es un técnica muy precisa que requiere de unos conocimientos profundos de anatomía, fisiología y funciones del cuerpo humano; pero también de habilidad, destreza manual y sensibilidad por parte del profesional.
La terapia está indicada para enfermedades como ciática, hernia discal, reuma, inflamaciones, trastornos digestivos, migrañas, asma e incontinencia.
Paso 1: diagnóstico. Las radiografías, resonancias y otras pruebas guían al osteópata, que realiza el diagnóstico mediante la observación y la palpitación.
2. Tratamiento. A partir del diagnóstico se aplican las técnicas, suaves y precisas. El osteópata elimina la tensión de los tejidos blandos con masajes, aplica movilizaciones y realiza manipulaciones.
3. Duración. Depende de cada persona.