Terapias de pareja: el psicólogo ayuda, pero el esfuerzo corresponde a la pareja

Terapias de pareja: el psicólogo ayuda, pero el esfuerzo corresponde a la pareja

“Ya no se mira con malos ojos el hecho de consultar a un terapeuta para afrontar las crisis que surgen en una relación. Podría decirse que se tiende a normalizar el uso del psicólogo”, opina Teresa Vaquero, psicóloga del Grupo Luria, especializada en Terapia de Pareja y Sexualidad, en España. Que un matrimonio o dos personas que mantienen una convivencia estable recurran a este tipo de terapias de pareja significa, por regla general, que existen problemas que afectan a su propia relación, sin que ello presuponga la existencia de un fuerte conflicto sexual o afectivo.

En otras ocasiones la convivencia se hace inviable y se opta por la separación; también entonces la pareja acude al terapeuta para buscar una solución de una forma “civilizada”. Esta segunda opción, muy extendida desde hace tiempo en otros países, comienza también a darse en nuestro entorno desde hace muy pocos años. La labor del psicólogo consiste en enseñar a las dos partes ciertas habilidades, sobre todo de “reducción de conflictos”.

De todo modos, “mientras un problema no afecte a la relación, la pareja no busca la ayuda de un psicólogo”, asegura José Navarro Góngora, profesor de Terapia Familiar y de Pareja de la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca, que afirma que en nuestra cultura a las parejas les sigue costando mucho tomar la decisión de acudir al psicólogo.

A falta de estadísticas que apoyen una percepción evidente, los hombres se muestran muy reacios a acudir a terapia, ya sea de pareja o de otra índole. De hecho, y aquí hay unanimidad, la decisión de ponerse en manos de un profesional “casi siempre la toma ella”, tal y como comenta la doctora Ana García, del Gabinete Psicológico y Sexológico (G.P.S.) de Madrid.

A pesar de que la mayoría de psicólogos defienden que los problemas de dos deben ser abordados entre ambos, y en situaciones críticas ayudándose de profesionales, existen también opiniones contrarias, como las de los psicoanalistas, que prefieren los tratamientos individuales.

¿Qué sucede cuando uno de los miembros de la pareja ha decidido separarse y el otro no quiere? En este caso el terapeuta trabaja en “desenganchar” a la persona más dependiente y en hacerla más fuerte, este es el objetivo principal, según los expertos consultados. Por lo general, decidirá combinar la terapia individual con la de pareja.

También se dan otras excepciones, como los problemas de violencia doméstica. “Si uno se siente amedrentado por el otro, la terapia será infructuosa y convendrá emprenderla por separado”, asevera el profesor Navarro Góngora. Por su parte, Teresa Vaquero, desde su gabinete en el madrileño Grupo Luria, insiste en que complicaciones como el alcoholismo de uno de los miembros, depresión o ludopatía deben tratarse por separado, siempre que la relación se vea afectada por estos motivos.

¿Cuándo debe una pareja plantearse ir a terapia? Teresa Vaquero considera que “cuanto antes mejor”. En este sentido, la doctora García confiesa que una pareja que acude a la consulta con problemas que vienen arrastrando desde hace 10 años o más puede notar logros en su vida en común después del tratamiento de un profesional, “pero son casos muy complicados porque la experiencia dice que al año vuelven a empeorar”. Sin embargo, el profesor Navarro Góngora, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca cree que antes de pedir ayuda al psicólogo conviene agotar otras vías, como pedir el consejo de amigos y familiares. “No se deben profesionalizar las relaciones humanas”, afirma.

El aspecto económico es otro dato a tener en cuenta. Las terapias de pareja no son económicas, de forma que sólo están al alcance de personas con poder adquisitivo medio alto. Una hora con un profesional del Grupo Luria cuesta 70 euros y las sesiones, que en principio son semanales, duran como mínimo cuatro meses. La Seguridad Social realiza terapias de pareja pero en horario de mañana, con lo que resulta bastante improbable que puedan acudir los dos miembros a la consulta. Además, la sanidad pública suele dedicar como máximo 20 minutos por sesión, “aunque se consiguen avances interesantes a pesar de la brevedad”, asegura Navarro.

En cualquier caso, la solución de los conflictos siempre depende de los objetivos que se hayan marcado las dos personas. El psicólogo sólo señala las pautas. Acuden a terapia parejas que quieren darse “otra oportunidad” con un claro afán de recuperar una buena relación. Pero también hay personas que llegan al psicólogo en busca de ayuda para “separarse de forma civilizada”. Por eso, la mayoría de los profesionales que aplican una terapia cognitiva-conductual, basada en técnicas de modificación de conducta, consideran que su éxito roza el 100%. La explicación es que el trabajo duro es responsabilidad de la pareja y el esfuerzo que deben realizar será proporcional al interés que les mueva.

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