TERCERA DIMENSIÓN
Primera obra cinematográfica

TERCERA DIMENSIÓN<BR>Primera obra cinematográfica

Como tres nuevos descubridores recorrieron  la isla y construyeron una historia  que no aparece, con tan especial metodología, en los textos tradicionales. Comprende casi todos los momentos trascendentes de la dominicanidad con la singularidad de permitir que el espectador prácticamente sienta que convive con sus protagonistas y actores.

Es una película, la primera obra cinematográfica en tercera dimensión que se realiza en América Latina. Sus autores son tres jóvenes osados, creativos, estudiosos de gran imaginación y probada responsabilidad que compartieron sus carreras y profesiones con este experimento que ya ha puesto los anteojos de la emoción a profesionales y alumnos de colegios y escuelas deseosos de vivir esta aventura estereoscópica que han titulado “República Dominicana en 3 D”.

Ricardo Ruiz Stepanenko, Joan Jiménez y Osvaldo Ruiz Portes produjeron el documental con dos cámaras, una para cada ojo que observa con asombro al abuelo que inicia el relato contestando a un nieto inquieto cuál es el mejor tesoro. La respuesta es un desfile impresionante de imágenes que reflejan el país en sus monumentos, ruinas, playas, saltos, especies animales y vegetales, hombres, mujeres, valles, riquezas minerales, arrozales, playas, museos, catedrales, parques, casas, avenidas, calles…

Ricardo investigó, escribió el libreto. Los tres, amigos de infancia veganos, abordaron durante un año un pequeño automóvil de 1997 que además de transporte fue refugio al que “los camiones de huevos y pollos les quedaron cortos” para tan insólitas cargas.

Porque lo único novedoso no es el filme sino el inmenso aparato que los tres acuciosos muchachos inventaron y cuya ejecución estuvo a cargo de Osvaldo Ruiz Valdez, famoso mecánico industrial de La Vega reconocido como “el genio de la mecánica”.

Juntos desde la enseñanza maternal, emparentados, siempre hicieron teatro, escribían y producían. A la hora de escoger sus profesiones Ricardo entró a estudiar cine en la UASD y aunque Joan se inclinó por el derecho en la Madre y Maestra y Osvaldo cursó arquitectura en Ucateci, los cortometrajes de Ruiz Stepanenko, como “Lienzos absurdos” y otros, los mantuvieron interesados en el séptimo arte. “Decidimos construir un aparato para grabar 3D, sin presupuesto, sin conocimiento, sin dinero, sin saber de nada”, cuentan los jóvenes de 29 años. Joan es el mayor, de 32.

 El mago Osvaldo “entendió que el proyecto era viable, lo ensambló con las ideas que le aportamos y cuando tuvimos el aparato vimos que era bueno”. Lo llamaron “Cocuyo 3DTwin I” y según ellos es pionero en Latinoamérica y gran parte del mundo. “Resultó ser funcional y relativamente muy económico en comparación con sus homólogos extranjeros. Incluimos algunas características que no vimos en otros similares, como el movimiento del cuerpo de las cámaras hacia atrás cuando se utilizan focales variables”, explicaron. El documental se estrenó en la biblioteca “La Progresista”, de La Vega, como un acontecimiento local.

Llegar hasta esa premier fue casi trágico. Vendieron todas sus posesiones de valor, se embarcaron en préstamos, contrajeron deudas, durmieron a la intemperie, taparon gomas pinchadas en regiones apartadas, sacaron del “enchivamiento” al viejo “Honda”, desenterraron componentes que se les perdieron en las Dunas de Baní, amanecieron en moteles provincianos de 100 pesos por persona y se asearon con agua en cubitos esforzándose hasta casi ganar una hernia con las cargas del enorme invento.

Están  vivos “por un milagro de la Providencia” y deben “hasta los rotos de los pantaloncillos”, manifiestan, aunque con la satisfacción de este producto final único, educativo, patriótico, que asusta, como cuando las iguanas del Parque Nacional Enriquillo o las palomas del parque Colón parece que vienen hacia el espectador; o encanta, distrae, entretiene, educa, da paz en momentos en que  las olas juegan con la playa o la cálida brisa en una glorieta pueblerina acaricia cabellos y rostros.

El documental. Gerardo Mercedes, actor, poeta, dramaturgo, es la voz que hace el recuento social, político, económico, cultural de Santo Domingo desde la colonia hasta el presente. Ricardo Castillo, actor, es el abuelo.

Joan, Ricardo y Osvaldo andan siempre armados de gafas, computadoras, monitores, teclados, compactos, integrantes de su fiel “Cocuyo itinerante” que ha cautivado ya un público variado que se aprecia en las fotos de sus exhibiciones. Niños y jóvenes con las expresiones que las representaciones producen en su ánimo. Hasta los honorables miembros del Congreso, que lo han visto, han elogiado el material felicitando entusiastas a sus productores, como Manuel Jiménez, Hugo Núñez, Abel Martínez.

Taínos y colonizadores, héroes y mártires, gobernantes, defensores de los derechos humanos, opresores, sacerdotes, seglares, patriotas, tiranos, intrusos, ilustran el original argumento de Ricardo como si entraran y salieran de pantalla.

Lugares emblemáticos del pasado remoto y reciente, de la capital, Santiago, Puerto Plata, La Vega, Moca, Villa Jaragua,  Azua, San Pedro de Macorís, La Isabela,  Neyba, Constanza, Maimón, Estero Hondo, Salcedo, Bonao y otros pueblos reconociendo a los aborígenes, fray Antón de Montesinos, Fernando de Oviedo, Salomé Ureña, los expedicionarios del 14 de Junio, las hermanas Mirabal, Luperón y otros héroes de batallas, restauradores e independentistas. Pero también se muestran lugares de atractivo turístico como la casa de Mon Cáceres, las playas de diferentes polos, plazas, museos, fortalezas, puertos y todo cuanto consideraron propio para apoyar su historia nacional tan bien narrada. Voz, letras en relieve, música, trinar de aves, murmullo de olas, sonidos ensordecedores de guerra, vida, movimientos,  interiores y fachadas y la dimensión que hace posible sentir que todo está ahí, en vivo, capturando atardeceres, sintiendo el chorro de agua fresca fluyendo a borbotones desde alturas increíbles o presintiendo el escape de un tiro de fusil en algún fuerte.

Y toda esa belleza, tal majestuosidad, fue necesario grabarla dentro de un baño porque, ya llegado a este punto “no había dinero para pagar un estudio”.

Este novedoso sistema de proyección se ha presentado en el Congreso, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo,  liceos, colegios, escuelas y andará de gira gracias al auspicio del Ayuntamiento de La Vega. Verlo es aprender, deleitarse, asombrarse y apoyar a quienes son, hasta ahora, las únicas personas en este país, en América Latina y el Caribe “con capacidad técnica para realizar producciones cinematográficas en tecnología 3 D”.

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