Es una frase del Papa pronunciada en Cuba que encierra una cruda y amarga realidad. Quien no se haya enterado de que el mundo está en guerra no vive en él. En este siglo XXI hemos presenciado cientos de miles de soldados desplegados en otras partes del mundo en operaciones más cruentas que muchas batallas durante la Segunda Guerra Mundial. La operación que puso fin a esta última se ejemplificó con el lanzamiento de dos bombas nucleares a Japón en agosto de 1945 que aceleraron la inevitable rendición del país. Muchos consideraron que esa acción era la primera confrontación de la Tercera Guerra Mundial previendo que, a partir de la conclusión de la Gran Guerra, se rompería la Alianza Atlántica y el enfrentamiento sería ahora con la URSS.
No pasó mucho para que se hiciera claro que los enemigos eran la URSS por un lado y Estados Unidos y Europa Occidental por otro. Ya la creación de la ONU estaba en gestación y su misión fundamental definida era asegurar la paz mundial y contribuir al desarrollo. Aunque ha sido útil no es mucho lo que ha podido hacer en una y otra dirección. Ha sido fuente de derecho contribuyendo a enriquecer un derecho internacional que todos, absolutamente todos, en especial las grandes potencias con privilegios de decisión en su seno debieran ser las máximas responsables de contribuir a sus objetivos. Ellas mismas serían, ciertamente, las primeras beneficiadas de un mundo en paz y desarrollo humano.
En mi oferta anterior señalaba que de 8 millones de armas que se producían cada día en el mundo, al menos un millón se “perdía”. Con seguridad aparecen en zonas en conflicto. Decía también que cada año se producen dos proyectiles por cada habitante de la tierra: entiéndase son 14 mil millones anuales.
Desde 1948 la ONU se ha involucrado en 71 Misiones de Paz de las cuales 16 están vigentes. En 2015-2016 el costo para la organización será de 8,600 millones de dólares. Aunque la ONU se consuela informando que ese monto para mantener la paz en zonas de conflicto es apenas 0.5% del destinado a defensa – 1,7 millones de millones en 2013 – lo cierto es que si uno y buena parte del segundo se dedicasen al desarrollo, estaríamos en un mundo más justo y seguro. Lamentablemente el énfasis se sigue poniendo en las estrategias armadas. Esas misiones duran años, hasta más de cincuenta. Veamos las más antiguas aún vigentes: India y Pakistán, 1946; Oriente Medio (supervisar la tregua ¿?), 1948; Chipre, 1964; Siria, 1974; Líbano, 1978 Sahara Occidental, 1991; Kosovo, 1999; Haití, 2004. Si no fuera trágico llamarían a risa.
Algunos se irritan por los pronunciamientos de Francisco y hasta lo acusan de “comunista”. En EE.UU. hay sectores que lo califican de demasiado “liberal”.
En artículos previos he abordado estos temas (noviembre 1 y 24, 2014; junio 28, 2010) alertando que las armas nucleares que todavía existen dan para desaparecer el mundo varias veces. El mundo está loco, esperemos no sea suicida.