Calcuta. La madre Teresa de Calcuta ya era una santa en vida para sus seguidores en todo el mundo, sin tener que esperar a que la Iglesia católica le reconociera algún milagro para canonizarla, pero para otros su aureola esconde no pocas sombras y capítulos oscuros. El papa Francisco presidirá el próximo domingo en el Vaticano la ceremonia de canonización, con la que culminará un proceso inusualmente rápido para llevar a los altares a quien ya en vida se bautizó como “la santa de las alcantarillas».
La fundadora de las misioneras de la Caridad se convertirá entonces en santa Teresa de Calcuta, justo un día antes del 19 aniversario de su muerte un 5 de septiembre de 1997, pero la figura de la nueva santa ha sido y seguirá siendo objeto de no poca polémica. Si el periodista británico Malcolm Muggeridge dio a conocer al mundo a finales de los 60 la labor de una monja hasta entonces prácticamente anónima, con obras como su documental “Algo bello para Dios”, en los 90 su compatriota Christopher Hitchens abrió el terreno para las críticas con títulos como «Ángel de los infiernos». La calcutense Sunita Kumar conoció a la madre Teresa en 1967 y entabló una buena amistad con ella mientras atendían juntas a los leprosos, relata a Efe en su casa de Calcuta.
Autora de dos libros inspirados en su amiga, la recuerda “como una persona de una gran humildad y con un gran sentido el humor, muy informal, al que no le gustaba tratar con jefes de grandes empresas”, sino con gente sencilla. “Todos creemos que ya es una santa, por su trabajo durante años con los pobres, sin un día libre”, subrayó sobre la religiosa que en 1958 dejó el convento de Loreto para ayudar por su cuenta a los más necesitados en un barrio de chabolas de Calcuta. Los dos milagros con los que el Vaticano avala el proceso para llevarla a los altares son solo “una forma de confirmar oficialmente” su santidad, señala Kumar, que ejerce de portavoz de la orden fundada por su amiga en 1950. El papa Juan Pablo II otorgó una dispensa para que el proceso de beatificación comenzara tan solo dos años después de la muerte de la religiosa, en el proceso más rápido de este tipo jamás abierto.
En diciembre de 2015, el papa Francisco aprobó la canonización tras haberse acreditado dos milagros de curación inexplicable científicamente de enfermos graves que invocaron a la madre Teresa, muy cuestionados por muchos detractores. “Todo este proceso es irracional, nada científico. Es una tontería eso de los milagros”, aseguró a Efe Bikash Ranjan Bhattacharya, alcalde de Calcuta entre 2005 y 2010, que reprochó a la religiosa proyectar “una imagen muy negativa de Calcuta, como un sitio de mendigos y leprosos”, cuando en la propia urbe “si preguntas a la gente normal, apenas representa nada su legado».
“Este proceso tan rápido simplemente muestra el deseo del Vaticano de mantener la atención y de continuar sacando dinero para sus arcas explotando la popularidad de una marca que ellos crearon”, indicó a Efe Hemley Gonzalez, un estadounidense de origen cubano que fue voluntario de las misioneras. Gonzalez, que creó posteriormente la ONG Caridad Responsable en Calcuta, asegura que quedó “horrorizado” por los métodos de las misioneras, por su falta de higiene sanitaria, baja o nula calidad de las medicinas y la falta de capacitación en el manejo de enfermos.
Según dijo, detrás de todo ello hay “una sistemática violación de los derechos humanos y un escándalo financiero monumental». Debasis Bhattacharya, secretario general de la Asociación Científica y Racionalista de la India, declaró a Efe que el impacto internacional de la madre Teresa es fruto de la “propaganda” de distintos grupos para crear su figura y atraer fondos. “Hay una percepción equivocada, que seguirá por quizás los próximos 20 o 25 años”, advirtió, hasta que algún día se den respuestas a interrogantes como el destino de esas donaciones.
El calcutense Aroup Chatterjee, autor de dos libros muy críticos con la madre Teresa, dijo a Efe que la religiosa aceptó dinero de dictadores y empresarios corruptos y era atendida de sus dolencias en los mejores hospitales, en contraste con la austeridad que pregonaba. Además, afirmó haber documentado acusaciones de tráfico de niños huérfanos y la conversión involuntaria al catolicismo de muchos pobres. Las críticas, sin embargo, chocan con el testimonio de muchos de los que fueron “salvados” por la propia madre Teresa, como Guatam Lewis, un niño abandonado enfermo de polio al que recogió de la calle y curó en uno de sus hogares de acogida, y que hoy la recuerda como una “segunda madre». “Era una misionera, no una trabajadora social ni de un servicio público de salud ¿qué hizo equivocado?”, cuestionó.