Veintitrés productos dominicanos tienen prohibido ingresar a Haití por carreteras desde el 1ro. de octubre, lo que no es nuevo, sucedió en 1890 usando el mismo argumento, que necesitaban organizar las aduanas y cobrar aranceles. Como ahora, en aquella oportunidad se les ofertó asesoría y capacitación, la oficina de la Custodia estaba dispuesta a hacer el trabajo, había sido creada, establecida y dirigida por los norteamericanos en 1905, para recaudar y distribuir los ingresos aduaneros según orden de prioridad establecido en la Convención. Los haitianos no se interesaron, no obstante estar intervenidos por los norteamericanos desde 1915 (se prolongó hasta 1934). Mantuvieron la prohibición, convencidos de que sin su efectiva participación era difícil formalizar el comercio y los aranceles en 391 kilómetros de frontera abierta. Regresó la normalidad cuando las fuerzas del mercado se impusieron.
En 1926, por recomendación de la Custodia, el gobierno de Horacio Vásquez construyó en Comendador una oficina recaudadora de impuestos aduanales y de rentas internas. Con el mismo propósito construyó otra oficina en el límite noroeste, en Dajabón, en la carretera que dividía República Dominicana de Haití. Ninguna de las oficinas logró controlar el comercio ni recaudar nada de importancia, ni siquiera para cubrir el costo de operación.
Los norteamericanos en la oficina de la Custodia tiraron la toalla, dejaron de contar con los aranceles de importación en los puntos de cruce en la frontera internacional, concentrándose en los ingresos aduanales procedentes de los puertos de entrada de la costa.
Otra constante histórica, la iniciativa para conversar con los haitianos, dizque para romper el tranque, ha sido de los gobernantes dominicanos, por presión de comerciantes y consumidores. Sucedió el 9 de agosto de 1926, cuando Haití comenzó a aplicar tarifas aduanales más altas que las de República Dominicana, encareciendo los productos de primera necesidad importados todos los días.
Horacio Vásquez fue a Puerto Príncipe al inicio de 1927, regresando con las manos vacías. Bornó, Presidente de Haití, devolvió la visita porque estaba interesado en conocer las nuevas carreteras construidas que reducían la distancia y el tiempo hacia la frontera. Llegó a Santo Domingo el 17 de diciembre de 1927, donde permaneció hasta el 20. Los dos presidentes discutieron el tema de la prohibición de los productos dominicanos, nada se logró. Lo que buscaban los haitianos, no era cobrar impuestos, sino resolver a su favor disputas fronterizas vigentes desde antes de nacer las dos repúblicas. Es decir, desde que Francia y España se dividieron la isla con el tratado que firmaron al cierre del siglo XVIII.
El chantaje de la prohibición a productos dominicanos termina cuando los haitianos logran lo que buscaban, que Trujillo les regalara un millón de tareas (629 kilómetros cuadrados) de territorio dominicano, el 14 de abril de 1936. Ahora no caben en su territorio, con el chantaje comercial pretenden desplazarse hacia territorio dominicano. Como en el pasado, las fuerzas del mercado fronterizo restablecerán el comercio, mientras tanto, la posición oficial debe ser exigir la devolución del territorio que les regaló Trujillo. Es decir, crear un tema fuerte que además cuente con el apoyo del pueblo, a nuestro favor está el acuerdo límite firmado por Horacio Vásquez y Bornó el 21 de enero de 1929.