Termómetro del cambio político

Termómetro del cambio político

El estudio exhaustivo y detallado de los acontecimientos mundiales del pasado  nos provee una muy útil herramienta para analizar y entender hechos del presente, así como para pronosticar posibles  desenlaces en el futuro inmediato. Sin importar la ubicación geográfica, ni tampoco el fondo cultural, se puede afirmar que cuando la economía de una nación anda mal la población tiende a apoyar los reemplazos en la conducción política del Estado.

El régimen democrático permite a los pueblos expresar su desavenencia con el gobierno a través de las urnas, pero cuando éstas dejan de representar la voluntad popular entonces surge la rebeldía y con ella la inestabilidad estatal. Una creciente tasa de desempleo, aunada a un aumento en el costo de la canasta familiar y un deterioro en otros servicios básicos son una mala señal para quien esté en el poder.  Un factor causal muy relevante en la génesis de la revolución francesa lo fue el deterioro en las condiciones de vida de la población parisina. Ello unido al derroche y a la provocadora ostentación por parte de la familia real con María Antonieta como ícono burlesco, antítesis de la pobreza nacional.

Los acuerdos de paz que dieron fin a la primera guerra mundial pusieron una onerosa carga financiera sobre los hombros de Alemania. Ese fue el caldo de cultivo del  que nacería el nazismo hitleriano. Gobiernos electos de la Argentina y Brasil fueron desalojados del poder a finales del siglo pasado a causa de la debacle económica neoliberal. El triunfo de Barack Obama sobre su contendor republicano debe ser visto como un producto del descontento norteamericano hijo  de la gran crisis bancaria y de los catastróficos resultados de la guerra en  Iraq.

Los disturbios causados por el oleaje internacional de turbulencia financiera estadounidense ya están teniendo su repercusión social en el resto del mundo lo que indudablemente traerá consecuencias políticas en las naciones pobres. Aún los economistas más optimistas coinciden en señalar al año 2009 como uno de los más difíciles en término de desarrollo. La República Dominicana tiene programada elecciones para el Congreso y los Municipios en las que habrán de escogerse senadores, diputados, síndicos y regidores. Dependiendo cómo el ejecutivo haya podido manejarse en el tratamiento de la crisis habrá de ser la cantidad  de escaños conseguidos.

Si la mayoría de los y las dominicanos perciben que sus condiciones materiales de existencia no mejoran y de que en la realidad se empeoran, se puede anticipar una masiva votación a favor del cambio. Elegirá a todo lo que le huela a oposición y rechazarán lo que identifiquen como oficialismo. De ahí la necesidad de poner todo el empeño en hacer una buena gestión de gobierno. El reto es bastante simple: o gobernamos bien y a favor de las mejores causas o el voto contrario del  año 2010 culminará peor en el 2012 con un desalojo masivo de las riendas del poder.  Hagamos caso a la historia antes de que el cambio nos deje con los lamentos de Jeremías.

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