Muchos se han sorprendido por lo que no es sorpresa. Que el sistema educativo dominicano ha sido deficiente por décadas era bien conocido. Si acaso algo se acaba de confirmar, aunque tampoco es novedoso, es que en comparación con los niveles educativos de otros países estamos muy mal. El resultado de la prueba PISA (el nombre viene de las siglas en inglés de “Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos”) correspondiente al test de 2015, se realiza cada tres años – por primera vez participó la RD-, en el que fueron evaluados 72 países incluyendo muy desarrollados y no desarrollados. Se evalúan tres aspectos, o más bien capacidad de desempeño: ciencias, matemáticas y comprensión en lectura. En cada ocasión, rotativamente, se hace énfasis en uno de ellos por lo que en 2015 se centró en ciencias. La República Dominicana quedó muy mal: últimos lugares en ciencias y matemáticas y tan solo a cinco puestos del último en lectura.
No es para escandalizarse por el descubrimiento del agua tibia y pretender encontrarle más de cinco patas al gato, es cuestión de tomar conciencia a nivel nacional del grave problema que tenemos por delante y trabajar en aras de lograr niveles de calidad elevados. Esos resultados han sido una reafirmación de lo urgente que era la mayor asignación de recursos a la educación. Sería pedestre pretender desconocer que se ha logrado una mejor planta física, que una buena parte del alumnado tiene ahora “Tanda Extendida” lo que quiere decir que dedican más horas al estudio diario, así como la mejoría en los niveles nutricionales. El énfasis se reclama, dígase sin temor ni pretender minimizar el esfuerzo del cuerpo docente, en elevar la calidad de la docencia. De ahí, precisamente, la justeza de habernos insertado en un proceso de evaluación global. Desde que empezaron los test PISA algunos de los sistemas educativos que entendíamos eficaces por ser países muy desarrollados y avanzados mostraron graves deficiencias como han sido los casos de Estados Unidos, Alemania, Francia, para mencionar algunos. En el ranking mundial aparecen aún muy superados por un conjunto de naciones. El responsable de la ejecución del programa, que es una iniciativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE –, señalaba que: «En una economía global, las mejoras respecto a los estándares nacionales no son una medida del éxito. Se compite a nivel mundial».
Son evaluados más de 500 mil estudiantes de 15 años entre todas las naciones tomando como promedio a 5 mil en cada país, en algunos casos más. No se trata de exámenes en que los estudiantes muestren lo que saben sino cómo son capaces de utilizar sus conocimientos en determinados contextos. Las situaciones que se presentan son “culturalmente neutrales” de manera que sea lo más objetiva posible la comparación. Limitarnos a ver mejorías en las pruebas nacionales – siempre necesarias – es enclaustrarnos sin estar conscientes de cómo va el mundo realmente. No nos cocinemos en nuestra salsa. Enseñemos bien historia, moral y cívica y demás materias, pero el énfasis hay que hacerlo en ciencias.