El subsecretario de Suelos y Aguas de Medio Ambiente, agrónomo Manuel Serrano, expresó que los terrenos inundados por el lago Enriquillo no se pueden descartar, por la salinización que les ha afectado, para volver a ser sembrados. Ahora bien, dijo, se debe ir programando la siembra de especies que sean más tolerantes a la sal.

Serrano también observó que aunque las aguas del lago son saladas, a éste ha estado llegado agua dulce de los ríos y lagunas próximas.

Por tanto, indicó que quizás los niveles de salinidad que queden en el subsuelo no sean tan altos.

“Cuando se produzca el proceso de drenaje hay que determinar hasta dónde se han filtrado las aguas saladas y dónde ha llegado la salinidad, entonces determinar las medidas que hay que hacer para recuperar las miles de tareas inundadas”, expresó Serrano, tras indicar que esta es  una tarea costosa y que tardaría un buen tiempo.

Recordó que en el país ha habido experiencia de desalinización  de suelos en la zona de Neiba.

Serrano señaló que existen registros de que a finales del siglo XIX el lago se desbordó, aunque no en las proporciones de ahora, por lo que el fenómeno no es nuevo. Sin embargo, citó que no por esa circunstancia se puede alegar que es cíclico.

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Hipótesis

Hasta ahora se desconoce a ciencia cierta por qué el lago se ha ensanchado y no ha dejado de crecer desde el 2007. Se barajan varias hipótesis sobre las causas de las inundaciones como la falta de una serie de obras hidráulicas que canalicen al mar  las aguas del Yaque del Sur; que existen brotes de aguas subterráneas que también alimentan al lago que está ubicado en un antiguo canal marino, así como  otras teorías que se plantean al respecto.