Alex Madera 
El ginecólogo Víctor Terrero propuso ayer que se penalice la mortalidad materna, y pidió al Colegio Médico Dominicano (CMD) que supervise el trato de los médicos a sus pacientes.
El también director del Consejo Nacional para el VIH y el Sida (Conavhisida), dijo que definitivamente, la mortalidad materna está asociada, en gran medida, a la actitud del médico ante sus pacientes.
Se refirió a la serie de trabajos publicados por Hoy relativos a la mortalidad materna, las altas cifras de cesáreas y los embarazos en adolescentes.
Dijo que cada año mueren alrededor de 200 mujeres por causas prevenibles, y expresó que eso es inaceptable.
“Creo que el cambio de actitud de los médicos es un factor importante en la solución del problema de la mortalidad materna”, puntualizó Terrero.
Terrero es gineco-obstetra y señaló que a pesar de las negligencias médicas comprobadas en casos de muertes maternas, no se ha registrado un solo sometimiento ni se ha producido ninguna sanción.
Dijo que no es posible que en lo que va de año ya se hayan producido 35 muertes maternas, en la mayoría de las cuales se registra deficiencia en el cuidado profesional.
“El médico al que se le compruebe debidamente mala práctica en un caso de muerte materna, tiene que ser sometido a la justicia”, enfatizó Terrero.
Y añadió: “Tenemos que aprender que los pacientes que asistimos y que tienen la confianza de ponerse en nuestras manos, tienen nombres y apellidos, tienen familia, tienen hijos y tienen un entorno que los espera”.
Ordenar investigación Terrero consideró que cada vez que se produce una muerte materna hay que realizar una investigación y llevarla hasta las últimas consecuencias.
Sostuvo que la salud de las mujeres está relacionada con el lugar que esta ocupa en la sociedad.
“La muerte materna es la más grande violación de derechos humanos que vivimos cada día”, enfatizo Terrero, y afirmó que es desde todo punto de vista deplorable que una mujer muera en el proceso de dar vida.
El director del CONAVIHSIDA abogó por mantener en alto los principios de calidad y calidez en el servicio, y advirtió que es poco el interés que ponen los médicos y médicas en la atención a los pacientes en los hospitales, y la falta de seguimiento de los mismos es lo que motiva muchas veces ese trágico desenlace.
Desde que se graduó de gineco-obstetra en 1984, ha luchado por reducir los altos índices de mortalidad materna en el país en su ejercicio profesional
