Terribles debilidades

Terribles debilidades

Aún a sabiendas de que no hay sociedad perfecta, es doloroso tener la certeza de que a la nuestra la afectan debilidades terribles, que nos están costando bastante caro. A medida que las autoridades avanzan en la investigación del caso de los US$4.6 millones detectados en una yipeta, se va uno dando cuenta de cómo es posible en este país “comprar” una identidad, una nacionalidad y lograr tratamiento privilegiado en entidades del Estado. No es que estas cosas no ocurren en otras sociedades, pero sería consuelo de tontos resignarse a estar en la nómina en que están anotadas estas ocurrencias.

El problema grave no es cuánta droga nos cae desde aviones o es trasegada por la frontera, puertos o aeropuertos, sino la maquinaria de complicidades que la moviliza y vende, o que la traslada a otros países, o que se encarga de lavar la enorme cantidad de dinero sucio que el mercado de estas sustancias genera, y de  cometer ajustes de cuentas.

Los casos de Paya, Puerto Plata y Azua, para citar solo tres ejemplos, ponen de manifiesto la dimensión de las debilidades y su enorme costo para la institucionalidad, paz social y  gobernabilidad. Más que radares y Súper Tucanos y hombres entrenados, nos falta una férrea voluntad política para contrarrestar todo lo malo que las drogas van sembrando y que hemos ido cosechando.

 

43 años siendo la voz de todos

El vespertino El Nacional, en sus 43 años de existencia, se ha ido consolidando como un portavoz pluralista y abierto de los hechos e inquietudes del diario vivir. En todo momento, desde los tiempos de brutal  intolerancia en que vio la luz por primera vez, en 1966, hasta nuestros días, se ha caracterizado por escudriñar en los detalles de la información y servirlos con objetividad. Ha estado en primera fila en las grandes causas nacionales.

 El Nacional fue el fruto de una osadía de quienes lo fundaron desafiando la cerrazón del régimen de turno y exponiéndose a los odios dejados en la sociedad por la guerra civil de 1965. En esos tiempos este vespertino demostró arrojo en la defensa  de los derechos civiles, de las libertades públicas. Desde esos tiempos a esta parte le ha hecho honor al lema que lo identifica como “La voz de todos”. En la persona de su director, Radhamés Gómez Pepín, congratulamos a todos los que hacen posible  este diario.

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