Terroristas
En las entrañas de EEUU

<STRONG>Terroristas<BR></STRONG>En las entrañas de EEUU

FILADELFIA  AP.  Era un ciudadano estadounidense con una casa de tres dormitorios en un suburbio, esposa y dos hijos. Compraba en Macy’s y le gustaban las galletitas Oreo. Sus fotos estaban en Facebook. Tenía una maestría en administración de empresas y un trabajo como analista financiero. A su esposa le gustaba ver la serie «Friends».

 Hasta que un día, según las autoridades, Faisal Shahzad intentó hacer detonar una bomba en Times Square. Una década después de los ataques del 11 de septiembre, los estadounidenses enfrentan un nuevo enemigo, que porta pasaporte de Estados Unidos.

Durante décadas, la asimilación ha sido el sueño de todo inmigrante en Estados Unidos. Irlandeses, italianos, católicos, negros, japoneses, judíos… Todos se esforzaron por incorporarse a la sociedad, manteniendo sus culturas y tradiciones. Hoy, en que un mouse pone al mundo a los pies de uno y es posible llegar a casi cualquier rincón del mapa en poco tiempo, la globalización compite con la asimilación.

Personas que tienen un pie en una cultura y otro en otra muy diferente ya no deben optar por una de ellas. Pueden vivir entre las dos. Y resulta posible que algunos estadounidenses musulmanes fanáticos, que viven en lo que perciben como una cultura hostil, se identifiquen más con un pueblito afgano bombardeado o con una escuela madrassa paquistaní que con sus propios vecinos. «Ha habido una campaña para convencer a la gente de que en el Islam se produce una radicalización únicamente cuando la gente es pobre, desesperada y apela a la religión porque no tiene otra alternativa. Pero hemos visto un caso tras otro que indica que eso no es cierto», expresó Geneive Abdo, autora de «Mecca and Main Street: Muslim Life in America after 9/11» (La Mecca y la calle principal: La vida de los musulmanes en Estados Unidos después del 11/9). Shahzad, quien nació en Pakistán, tiene el mismo perfil que muchos otros musulmanes acusados de terrorismo en Europa: Es hijo de una familia pudiente, tiene un título universitario, está casado y hace una vida desahogada.

«La globalización ha cambiado la naturaleza de la asimilación» de los inmigrantes, dice Abdo, quien dirige el programa sobre Irán de la Fundación Century, un organismo progresista. «Otras minorías no sienten que Estados Unidos está en guerra con ellas. Los musulmanes de aquí, en cambio, se identifican con los del exterior».

La gran mayoría de los millones de musulmanes que viven en Estados Unidos no pregonan la violencia ni el terror. ¨Qué puede empujar a alguien que hace una vida confortable en los suburbios a intentar un ataque terrorista homicida? Los investigadores encuentran muchos puntos en común entre las personas que optan por la violencia.

En todos los casos, sus vidas se descarrilan. Los irritan las muertes de inocentes en zonas ocupadas por Estados Unidos. O se rebelan ante lo que perciben como una creciente inmoralidad de la sociedad occidental, con su promiscuidad, su consumo de alcohol, su secularismo, los divorcios y los padres solteros. Se niegan a ver las fallas de la sociedad islámica y sienten que los islámicos son mal vistos en Estados Unidos. Al punto de que están dispuestos a recurrir a la violencia. «La mayor parte de la gente no lo ve.

Pero todos los días sucede algo que refleja el fuerte sentimiento anti-musulmán de este país», declaró Muqtedar Khan, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Delaware. «No puedes abusar de los musulmanes al mismo tiempo que tratas de asimilarlo». Desde el 11 de septiembre del 2001, 146 musulmanes estadounidenses han sido acusados de planificar o llevar acabo actos de violencia, según David Schanzer, experto en terrorismo de la Duke University. La mayor parte de ellos nacieron en Estados Unidos, se naturalizaron o residen legalmente en el país, señala un estudio en el que participó Schanzer. Otro estudio determinó que 804 personas de todo el mundo fueron acusadas de terrorismo en Estados Unidos desde el 11/9. De ellas, 273 son ciudadanas estadounidenses, de acuerdo con el Center on Law and Security de la Universidad de Nueva York. Esos delitos fueron facilitados por los nuevos sistemas de comunicaciones, como llamadas telefónicas, correos electrónicos y conferencias de video de un continente a otro, que hacen que resulte más fácil que nunca reclutar adeptos.

«El clérigo radical no tiene que estar en Connecticut para radicalizar a alguien de Connecticut», expresó Khan. «YouTube es el nuevo Afganistán». Schanzer dijo que sus investigaciones revelan que Estados Unidos es tal vez menos vulnerable a ataques en gran escala como el de las Torres Gemelas, «pero podría estar más expuesto a ataques en menor escala». Schanzer sostiene que hay que evitar las reacciones desmesuradas «que pueden cambiar la imagen de nuestro país y afectar nuestras posibilidades de proyectar nuestros valores en el mundo». «Si marginamos a los musulmanes de la sociedad y los hacemos sentir parias, que son discriminados, se creará un ciclo de nunca acabar», afirmó. «Estaremos aumentando las posibilidades de que los individuos de esa comunidad se sientan alienados».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas