La construcción de un politécnico en los terrenos del desaparecido ingenio Boca Chica, como oferta educativa a la juventud de ese municipio que por razones económicas no pueda formarse en universidades, y que la coloque como mano de obra capacitada, es el objetivo de la tesis presentada por Paúl Peña Herrera y Robert Vidal, para optar por el título de Arquitecto en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Peña Herrera y Vidal citaron como ejemplo de esa realidad la gran deserción estudiantil universitaria, entre cuyos factores citan el hecho, de que los estudiantes no pueden costearse los estudios debido a que deben viajar a la capital o San Pedro de Macorís y los precios de los pasajes sobrepasan sus ingresos, lo que lleva a abandonar los estudios.
Argumentan que según el Censo del 2010, los habitantes de Boca Chica sumaban 142,019 y que apenas un 5.29% alcanzó el nivel universitario.
“Los conocimientos adquiridos en ese centro educativo garantizarán a sus estudiantes obtener empleos de calidad y al mismo tiempo convertirse en emprendedores de sus propios negocios. Ambos casos contribuirán a mejorar sus condiciones de vida y al crecimiento de la economía del municipio”, señalaron los jóvenes profesionales.
Destacan que Boca Chica cuenta con varias fuentes de trabajo como son el turismo, las zonas francas y un puerto, pero una gran cantidad de su población joven está desempleada y la ocupada recibe salarios precarios por su baja calificación. Exponen que en muchos casos, la mano de obra local es sustituida por trabajadores de otros lugares que califican para las ofertas que hacen las empresas.
En su tesis, Paúl Peña Herrera y Robert Vidal plantean edificar el politécnico en base a la tecnología “low tech”, para disminuir el consumo y la contaminación ambiental.
También sugieren, elaborar una oferta académica en función de la demanda de mano que requieren empresas, servicios y negocios de ese municipio de la provincia Santo Domingo.
En cuanto a la infraestructura, el politécnico contará con edificios que alojarán los talleres y equipos que funcionarán con los más altos niveles de tecnología, salones de estudios y conferencias; administrativos, así como zonas de descanso y áreas de servicios y cafeterías.
El área de la antigua fábrica de azúcar consta de 73,000 metros cuadrados, los cuales fueron vendidos a un empresario en RD$45 millones, contrato que aún no ha sido aprobado por el Congreso.
En tanto que comunitarios han solicitado al presidente Danilo Medina declarar de utilidad pública los terrenos, para ser destinados a obras sociales.