El modelo de tratamiento que se usa con los menores ingresados en los Centros de Atención Integral para los Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal (CAIPACLP) no se ajusta a los requerimientos establecidos para lograr una verdadera reinserción social ni a los criterios modernos de manejo de este tipo de población privada de libertad, afirman las conclusiones de un trabajo de grado de la autoría de Sorange Batista, periodista y egresada de la carrera de Derecho.
En su tesis “Propuesta para la Creación de una estructura que conduzca a la reinserción social de los menores que se encuentran privados de libertad en el CAIPACLP/Hato Nuevo”, explica las razones que llevan a los jóvenes a incurrir en actos delictivos y las fallas de las autoridades al establecer políticas que contribuyan a detener el desarrollo conductas negativas que se observan desde temprana edad.
Puede leer: SNS inicia construcción y remozamiento de Centro Diagnóstico y dos centros de Primer Nivel en el Sur
“Si bien es cierto que se trata de un problema en el que inciden multiplicidad de factores y de que la familia juega un papel importante en estos temas, la realidad es que la delincuencia juvenil hace muchísimo tiempo que pasó a ser una especie de círculo vicioso en el que generaciones se ven envueltas. Decimos que la familia, pero no hay familia como tal, en la mayoría de los casos los jovencitos privados de libertad provienen de estratos sociales bajos, pertenecen a hogares monoparentales o crecen en manos de familiares no directos, relacionados o por sus propios medios”, expresó.
Dijo que, durante su investigación, pudo evidenciar que, ante la mirada indiferente de la sociedad, en los barrios los niños desde los 5 años andan en las calles hasta en las noches, sin la supervisión adecuada y ninguna autoridad toma acción. Por ello, crecen y se desarrollan como delincuentes y entonces entra la autoridad represiva.
Señala que mientras se controla el problema desde su origen, el país cuenta con instrumentos legales y la posibilidad económica de crear estructuras que permitan manejar a los menores que están privados de libertad, a fin de reencausarlos y proveerlos de las herramientas claves para un cambio de conducta.
Plantea la creación del “Centro de Reeducación para Adolescentes y Jóvenes Yo Puedo” en el que propone una transformación que va desde un cambio de estructura física hasta un modelo de seguimiento efectivo postratamiento. Sugiere tratarlos según los grupos etarios, sustituir el sistema de vigilancia, reducir al mínimo los barrotes de seguridad, modernizar el conteo diario, cambiar el alojamiento y reducir la cantidad de internos por área para evitar la formación de bandas.
Asimismo, sugiere una transformación del programa de formación sustituyendo áreas tradicionales por otras más modernas, que les permitan insertarse en el mercado laboral.
Para hacer esto, indica, es fundamental reclutamiento personal mediante el ofrecimiento de condiciones laborales adecuadas y darle entrenamiento.