La periodista estadounidense Cassandra Fairbanks dijo a un tribunal británico que el Gobierno del presidente Donald Trump pudo haber negociado la expulsión en abril de 2019 del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, de la embajada de Ecuador en Londres.
Fairbanks testificó por escrito ante el tribunal penal londinense de Old Bailey por parte de la defensa del australiano, cuya entrega reclama Estados Unidos por 18 delitos de espionaje e intrusión informática penados allí con hasta 175 años de cárcel.
En su declaración jurada, la reportera de «Gateway Pundit», que se declaró simpatizante de Trump pero comprometida con la libertad de prensa, explicó que ella recibía los mensajes de un grupo (chat) donde había personas cercanas al líder republicano, como su embajador en Alemania, Richard Grenell, y el asesor de este Arthur Schwartz, también colaborador de Donald Trump Jr.
Según precisó en su mensaje al tribunal, Schwartz le dijo ya en octubre de 2018 que el Gobierno de EE.UU. «entraría en la embajada (ecuatoriana en Londres) a detener» a Julian Assange, dando a entender que les «dejarían hacerlo».
Esta misma fuente le contó que habría sido Grenell, «cumpliendo órdenes directas del presidente», quien habría negociado un pacto con el Gobierno de Quito, que después retiró el asilo político al «hacker» y permitió su arresto, el 11 de abril de 2019, por la Policía de Londres.
Poco después, Washington le imputó los cargos y pidió su extradición.
Fairbanks añadió que cree que fue espiada cuando en enero y marzo de 2019 fue a visitar a Assange para advertirle de la trama para sacarle de la legación diplomática, donde se refugió en 2012 precisamente para escapar de una posible entrega a EE.UU.
El fiscal Joel Smith, en representación de la Justicia estadounidense, rechazó el testimonio de la periodista y señaló que no podía saber si lo que Schwartz le decía «era la verdad», si bien descartó interrogarla.
En las próximas audiencias de este juicio, que se prevé que acabe en octubre, declararán varios expertos médicos, tanto de la defensa como de la acusación.
Estados Unidos reclama a Assange para juzgarle por haber conspirado presuntamente con el exsoldado estadounidense Bradley Manning (ahora Chelsea Manning) en 2010 y con otros «hackers» entre 2007 y 2015 para obtener y publicar ilegalmente información secreta en su portal.
En esta segunda fase de su proceso, que se pospuso en mayo, la defensa llama a declarar a testigos para sustentar su tesis de que las acusaciones de Washington tienen motivaciones políticas, aunque la fiscalía mantiene que se trata de actos criminales.