Testigos  tragedia en La Caleta aseguran
que no hubo intercambio de disparos

Testigos  tragedia en La Caleta aseguran<BR>que no hubo intercambio de disparos

JUAN M. RAMIREZ
j.ramirez@hoy.com.do
Testigos oculares de la tragedia La Caleta,  Boca Chica, en la que cinco personas fueron muertas en el barrio Monte Adentro la noche del jueves, coincidieron  ayer en negar que se produjera intercambio de disparos. aseguran que tanto el oficial de la Policía  como los civiles fueron acribillados por los agentes del orden público.

Moradores del lugar, próximo a la entrada del  aeropuerto  de Las Américas,  aseguraron que los cuatro civiles fueron ejecutados en represalia por el asesinato del teniente coronel Gary Manuel Cordero Rodríguez.

  Braulio Amaro Ferreira, Basilio Castro,  Andrés Javier, así como un pastor evangélico y un sacerdote católico, negaron la versión de que los civiles muertos fueran delincuentes, afirmando que, por el contrario, todos trabajaban y nada tenían que ver con asuntos reñidos con la ley.

Los civiles acribillados fueron  Inocencio Eusebio Reyes, electricista de 47 años, quien tenía discapacidad física; el pescador Manuel Jiménez, de 51 años;  Eddy Antonio García Ramírez, de 33 años, empleado del puerto multimodal Caucedo, y  Pascual Reyes Adames (Ronald), de 21 años.

La Jefatura de la Policía dijo que el teniente coronel Cordero Rodríguez investigaba un robo de RD$580 mil y que apresó a uno de los implicados que admitió su participación en los hechos. El licenciado Bernustrides Beltré, denunció que ahora la Policía pretende involucrar en la muerte del oficial a su padre, José Antonio Beltré Montero,  quien al momento del hecho estaba en el play, a unos 200 metros de la tragedia, donde varias personas dispararon hacia aire luego de los disparos efectuados por los agentes y  la alarma sobre un atraco.

 Expuso que su padre está siendo investigado en el Palacio de la Policía, donde lo hicieron firmar un documento para comprometerlo en la muerte del oficial, cuando en el barrio todos saben que la balacera la patrocinaron los agentes, no se sabe con qué fines.

El pastor Gregorio Beras Fernández, de la confraternidad de Pastores de La Caleta,  y el sacerdote Fermín Fermín, párraco de la localidad, exigieron la profundización  de las investigaciones, ya que la comunidad está indignada y no cree en la versión de la Policía.

 Expresaron que si los muertos hubiesen sido delincuentes la comunidad no se hubiera volcado a respaldar a los familiares, como se observa y nadie daría la cara para defenderlos.

Las claves

1. El detenido

La Policía no ha identificado a la persona que acompañaba al teniente coronel en su yipeta, quien estaba esposado, y luego huyó cuando el oficial fue muerto de un disparo.

Tenía el dinero

Según la Policía, el detenido dijo tener el dinero guardado en casa de una tía  prestamista, en la calle Demetrio Mosquea, de La Caleta, donde el teniente coronel llegó con el detenido esposado.

Inicio tiroteo

El detenido le dijo a la señora que buscara el dinero que le había dado a guardar y le hizo saber que la persona que lo acompañaba era un coronel. La dama pidió “permiso” para buscar el dinero pero salió por detrás y comenzó a pedir ayuda a gritos, porque alegadamente la querían asaltar, produciéndose el tiroteo en el que murieron las cinco personas.

En la tragedia no vieron los delincuentes

Basilio Castro, residente en la comunidad de La  Caleta, dijo que estaba cerca de uno de los  policías que disparó, a pesar de que más de 20 personas levantaron los brazos para que no disparan.

  Sin embargo, sostuvo que el agente respondió: “esto aquí se va a prender en candela, mataron al coronel”.

Para Castro, el coronel fue muerto por uno de los policías que también disparó al candado de la casa donde estaba la señora que supuestamente escondía el dinero que buscaba el oficial.

Castro, quien afirma que está vivo de casualidad, expresó que nunca vieron a delincuentes salir de la casa donde se presume estaba el dinero que buscaba el coronel y que los únicos que entraron a la vivienda fueron los agentes, luego de romper el candado de la verja de un disparo.

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