“Testimonio de un hijo ante su padre”

“Testimonio de un hijo ante su padre”

Herminio decide ir a practicar su deporte favorito, Paracaidismo deportivo… Llama a algunos de sus ex-compañeros civiles y militares, y arranca con to’el pie para la pista de entrenamiento… Sin ellos saberlo, allá los espera un ansioso Píndaro, quien les ha estado espiando desde detrás de una frondosa mata de Anacahuita… “¡Tú no vas a saltar sin mí!” –le grita a Herminio…
Los paracaídas han sido debidamente doblados y colocados dentro de sus mochilas… El capitán Bidó espera en su avioneta Cessna T41, puerta derecha desmontada… Con el pulgar hacia arriba les indica que está listo para que lo aborden utilizando el estribo derecho del avión… Por razones del destino, sólo a Herminio y a Píndaro les da tiempo penetrar a la nave… Píndaro en el sillón trasero, y Herminio sentado en el suelo de la misma, mientras se afianza con su brazo izquierdo al espaldar del asiento del piloto…
Luego de unos cuantos círculos de ascenso sobre el mar Caribe, alcanzan una elevación de 5,000 pies… A una señal del capitán, ambos salen de la avioneta a un paseo de libertad absoluta y silencio único… Pero, sin advertirlo, han penetrado en unas copiosas nubes que, sin esperarlo, les transporta a una maravillosa experiencia de vida… De ese ambiente, dos figuras emergen confundiéndose en lo que parece un diálogo padre-hijo… Ambos, sólo son perturbados por el eco del flujo de las nubes… Marcos Jorge Elías –que hace unos días ha partido a una vida mejor- escucha desde el más allá a su hijo Marcos Jorge León, mientras este expresa una profunda convicción del ejemplo recibido de su padre…
El entorno de ambos es una proyección de lo que acontece aquí en la tierra… El Convento de los Dominicos, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, sirve de acogida a familiares, amigos y relacionados que se han congregado para orar por el alma de quien recientemente los ha dejado… Marcos Jorge hijo, tiene la convicción de que, aún en esa nube de reflexión espiritual, la viga que le ha sostenido en su formación humana y profesional sigue y seguirá a través de una estructura de amor, ternura y trascendencia a lo largo de su vida porque –expresa- “todos somos actores en su gran obra maestra, la cual evoluciona hoy a otra forma de existencia”.
Herminio y Píndaro siguen ahí… Sostenidos por sus paracaídas en el tiempo y hermosura de las nubes que están sellando un testimonio de vida preñado de valores… “Claridad, solidaridad, generosidad, integridad, autenticidad son algunas de las cualidades que mejor describen a mi padre y, sobre todo, un ser humano confiablemente coherente en su accionar”.
Usando los tacos para control de sus paracaídas, ambos aventureros se resisten a alejarse del ambiente y siguen siendo testigos de lo que escuchan, mientras se mantienen paseando entre las algodonadas nubes…
“A papá no le interesaba conocer a más nadie… Sin embargo, fue un hombre que fomentó amistades constantemente en su cotidianidad… Fue el hombre más valiente que he conocido, ya que su miedo más grande fue el contraer gripe… ¡Nunca dejó de hacer lo que entendía correcto por miedo… Verdaderamente, comprendió su travesía, su jornada, y la vivió conscientemente”.
Mientras esta reflexión se enriquece en las nubes y se deja sentir en la tierra, un nublazón que había empezado a formarse sobre el Mar Caribe cobra fuerza ante el relato que Marcos Jorge hijo hace sobre su padre… “Cuando recibí mi primer reporte de notas. Fui lleno de orgullo a enseñarle mis calificaciones (tampoco eran tan buenas)… Y, él me preguntó que porqué yo se las estaba enseñando con tanto entusiasmo, ya que mis notas eran para mí, y que las mismas eran para mi beneficio (en caso de ser buenas), o para mi perjuicio (en caso de no ser tan buenas)… Me tomó al menos 10 años comprender la sabiduría detrás de este mensaje: Es más importante la satisfacción interna, a los elogios externos… Y como él reiteraba, cada quien tiene que adueñarse de su propia vida”.
Herminio y Píndaro casi olvidan que sus paracaídas están girando suavemente alrededor de esas nubes llenas de testimonios… Ambos tienen que hacer un esfuerzo para no perder el control de sus dispositivos para evitar que un giro brusco les haga perder el control… La voz de Marcos hijo les arropa de nuevo y les impacta: “Mi padre no sólo construía puentes y autopistas, sino que producía música con sólo tocar su guitarra…Hacía memorias con sólo estar presente… Creaba mejores personas con sólo compartir… Hizo familia, como resultado de ejercer el amor con maestría”.

Iniciando su descenso y alejándose de las nubes, Herminio y Píndaro todavía escuchan aquella voz plena de convicción y compromiso de Marcos Jorge hijo: “Papá nos deja el regalo más importante del mundo, la zapata para que nosotros seamos nuestras propias vigas, promoviendo y perpetuando aquellos valores que él vivió con alta dignidad y en los cuales creemos con convicción”.
Aterrizando en perfecta formación, Herminio y Píndaro se miran uno a otro… satisfechos de saber que todavía hay jóvenes con recios valores que gritan al viento ser imitados… Aunque una llovizna a veces frustre sus intentos.

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