Testimonios de violencia

Testimonios de violencia

El índice de muertes violentas en nuestro país tiene grado epidémico y triplica el límite superior del punto de tolerancia fijado por la Organización Panamericana de la Salud, que es de 8 muertos por cada 100,000 habitantes. El dato lo revela el patólogo forense Sergio Sarita Valdez en su artículo “Violencia homicida epidémica”, publicado ayer en este periódico, y que se basa en estadísticas del Instituto Nacional de Patología Forense.

Un dato revelador es que entre 2007 y 2009 ese instituto practicó 4,918 necropsias de las que resultó que  3,475 fueron muertes violentas (71%). El resto, 29%, corresponde a muertes naturales. De las 3,475 defunciones no naturales, unas 2,740 fueron casos de homicidio, lo que significa un 79% del universo violento. De estos 2,740 homicidios tenemos que 2,189 fueron provocados por armas de fuego, lo representa un 80%.

En el número de casos de muertes por armas de fuego están incluidas las provocadas por los llamados “intercambios de disparos” entre policías y presuntos delincuentes. Es evidente que el país tiene que sustituir el método represivo violento por programas sociales enfocados hacia la prevención. El exterminio de presuntos delincuentes no ha hecho disminuir la tasa de delitos y eso nos indica que es necesario cambiar los  métodos actuales.

El porvenir y nosotros

Los países avanzan o retroceden no sólo en función de la abundancia o carencia de recursos naturales necesarios, sino fundamentalmente por la capacidad de su gente para administrar esos recursos. El empresario José Luis Corripio Estrada, en su reciente disertación ante el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (Codia), ha dicho que el futuro del país será inexorablemente positivo porque, al final, se impondrán factores con los cuales cuenta la República Dominicana, que favorecen su desarrollo.

Entre nuestros déficit más significativos está, sin duda, la falta de énfasis en dar impulso a la educación y fomentar el conocimiento para administrar y canalizar los factores positivos con los que contamos. Hay una convicción bastante amplia en cuanto a la necesidad de invertir más en educación, en la calidad de la enseñanza. Tenemos que desmontar las cifras de gente sin acceso pleno al aprendizaje.

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