Ayúdenme a levantarlo, ese no es un animal, es mi compañero de 50 años, dijo María Estela García a los agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) que asesinaron a su marido, Rafael Monegro, de 64 años, el miércoles pasado, en La Cuaba, Capotillo, en la Capital.
Durante el tiroteo también murió Jean Carlos Salcedo, de 24 años, a quien, muerto ya, los agentes acusaron de comenzar los disparos de la tragedia y según los vecinos fue herido y rematado dentro del vehículo de la DNCD.
García contó que eran cerca de las 11:00 de la mañana cuando estaba en la cocina y escuchó los disparos. Salió, y encontró a su esposo herido en el suelo y a los agentes apuntándole con un arma larga.
Yo les dije: fueron ustedes. Y ellos se quedaron callados, y cuando les pedí que me dejaran auxiliarlo, no me dejaron, y me dijeron que entrara a la casa. Suerte, que estoy agarrada de Dios, expresó, impotente.
Monegro, quien tenía un garage, padecía de problemas de circulación en las piernas, por lo que cuando escuchó los disparos no pudo correr, narraron testigos.
Mientras que en la humilde casa de Salcedo, el joven asesinado, su madre y tías negaron que su pariente haya tiroteado a los agentes sino que entre ellos mismos se hirieron, porque llegaron como locos, haciendo disparos. Los tiros impactaron paredes, contactaron los reporteros de HOY.
Varias personas atestiguaron que aunque Jean recibió dos tiros, estaba vivo, pero los agentes se lo llevaron en una camioneta y, luego, lo acribillaron con ocho disparos.
Cuando ocurrían los hechos, Juan Salcedo, tío del joven, salió de su panadería y gritó a los agentes abusadores, ante lo cual éstos se volvieron hacia él, lo tiraron al suelo y lo patearon.
Miren la casa del capo …qué Navidad y Año Nuevo voy a tener, decía la señora Dominga Nivar, madre-abuela de Jean, mientras mostraba la humilde vivienda de zinc y madera en que vivía con el joven, cuyos tres hijos, fueron dejados huérfanos por los agentes de la DNCD.
Mientras que Rosa García, suegra de Jean, narró que cuando perseguían al joven, trataba de llegar al lugar donde ocurriría el hecho, pero los agentes le apuntaron con un arma.
La madre y otras personas relataron que Jean, perseguido, penetró a la casa de un militar que dijo a los agentes que él lo tenía detenido y lo iba a entregar.
Pero los agentes sacaron al joven de la casa y luego lo mataron.
Tensión y calma. Ayer, en la calle Respaldo 6 de La Cuaba, el ambiente era de calma tensa y tristeza, tras la muerte de esas personas.
En el incidente resultaron heridos el mayor policial Joan Liriano Sánchez, jefe de la División Central, y el primer teniente, José Rodríguez Ceballos.
Según la versión de la DNCD, la tragedia ocurrió cuando sus agentes fueron recibidos a tiros por un grupo, cuando penetraron a un callejón de la zona a ejecutar un operativo, lo que refutan residentes.
En tanto, familias de Capotillo, esta Nochebuena no podrán celebrar, sino que estarán sumidas en la tristeza, el llanto y el dolor que dejó la tragedia que costó la vida a dos de sus vecinos.
El método DNCD
Residentes del sector Capotillo demandaron del jefe de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), general Rolando Rosado Mateo, revisar los procedimientos de sus agentes, pues son muy frecuentes sus agresiones.
También pidieron la intervención del Ministerio Público, ya que los agentes penetran a cualquier vivienda a cualquier hora sin representantes fiscales. Testimonios de este tipo abundan en el sector.
Denunciaron que los agentes han excedido sus actuaciones, al penetrar a residencias de personas trabajadoras y, además, vociferan palabras obscenas e insultos, sobre todo a las madres que intentan impedir que sus hijos sean asesinados.
Tambien se quejaron de que la DNCD no aplica investigación e inteligencia sino que actúa guiada solo por chivatos (delatores), entre ellos Caracortada, a quien acusaron de haber propiciado esa balacera.
Dijeron que Caracortada era un reconocido consumidor y distribuidor de drogas que coopera ahora con la DNCD y que se aprovecha de ello para señalar a todos quienes fueron rivales suyos, no solo en el negocio ilegal, sino en cualquier intriga personal que tuvieran.
Pie
Rafael Monegro, fallecido. Jean Carlos Salcedo, fallecido.