THE NEW YORK TIMES

THE NEW YORK TIMES

NUEVA YORK. Poco después de que la CIA lo instaló como presidente de Guatemala en 1954, el coronel Carlos Castillo Armas visitó Washington. Fue inusualmente franco con el vicepresidente Richard M. Nixon. «Dígame qué quiere que haga», dijo, «y lo haré».

Lo que Estados Unidos quería en Guatemala y en Irán, donde la CIA también depuso a un gobierno a principios de los años 50 era estabilidad pro estadounidense. A largo plazo, sin embargo, ni Castillo Armas ni su contraparte iraní, el shá Mohammed Reza Pahlavi, la proporcionaron. En vez de ello, alejaron a sus países de la democracia y lo encaminaron a la represión y la tragedia.

¿Cómo sucedió esto? Desde la perspectiva de medio siglo, ¿cuál es el legado de estos dos golpes?

Varias decenas de expertos, incluidos importantes estudiosos sobre Irán y Guatemala, se reunieron en Chicago este mes para considerar esos interrogantes. Sus conclusiones fueron sombrías. Todos coincidieron en que ambos golpes los primeros que realizó la CIA tuvieron efectos terribles a largo plazo.

«Es bastante evidente que el golpe de 1953 cortó de tajo el movimiento hacia la democracia en Irán», dijo Mark J. Gasiorowski, historiador de la Universidad Estatal de Lousiana quien empezó a estudiar ese golpe en los años 80. «Estados Unidos tiene responsabilidad en ello».

Los iraníes redactaron una constitución y eligieron un Parlamento a principios del siglo XX. Su progreso hacia la democracia se detuvo después de que la dinastía Pahlavi asumió el trono con ayuda británica en los años 20, pero se reanudó después de la Segunda Guerra Mundial. Para cuando ocurrió el golpe de 1953, Irán era más libre que nunca antes o después.

El veredicto sobre Guatemala fue incluso más duro. Pocos años después del golpe de 1954, Guatemala cayó en un remolino de guerra de guerrillas y campaña de terror estatal en el cual murieron cientos de miles de personas.

«La intervención de la CIA inició un espantoso ciclo de violencia, asesinatos y tortura en Guatemala», dijo Stephen G. Rabe, historiador de la Universidad de Texas en Dallas y autor de «Eisenhower and Latin America: The Foreign Policy of Anticommunism» (Eisenhower y Latinoamérica: La Política Exterior del Anticomunismo).

«La intervención guatemalteca de 1954 es el acontecimiento más importante en la historia de las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica», dijo Rabe. «Realmente estableció el precedente para intervenciones posteriores en Cuba, la Guyana Británica, Brasil y Chile. Las tácticas fueron las mismas, la mentalidad fue la misma, y en muchos casos las personas que dirigieron esas intervenciones secretas fueron las mismas».

El Presidente Harry Truman autorizó la creación de la CIA en 1947, y durante su gobierno llevó a cabo acciones encubiertas. Truman se negó, sin embargo, a autorizar el derrocamiento de gobiernos. Eso cambió cuando Dwight D. Eisenhower llegó a la presidencia en 1953.

El 19 de agosto de 1953, el Primer Ministro Mohammad Mossadegh de Irak se convirtió en la primera víctima de un golpe de estado de la CIA. Diez meses después, el 27 de junio de 1954, el Presidente Jacobo Arbenz de Guatemala se convirtió en la segunda.

La reciente reunión de Chicago, en la Universidad de Illinois del Noreste, fue la primera vez que expertos han considerado estos dos golpes juntos. Algunos de los participantes han asumido posiciones contra el intervencionismo en el pasado, pero todos son respetados expertos en sus campos. Varios han dedicado años al estudio del golpe en Guatemala o el de Irán. Algunos ahora consideran que ambos constituyeron un momento histórico individual, el inicio de una era de golpes de estado respaldados por la CIA en todo el mundo.

Eisenhower ordenó estos golpes de estado por una combinación de razones económicas y políticas. Los líderes electos de Irán y Guatemala habían desafiado el poder de grandes corporaciones occidentales, Mossadegh nacionalizando la Anglo Iranian Oil Co. y Arbenz obligando a la United Fruit Co. a vender parte de sus tierras sin uso para ser distribuidas entre campesinos. Funcionarios estadounidenses denunciaron que ambos estaban llevando a sus países hacia el comunismo, pero investigación reciente sugiere ue la probabilidad del ascenso del comunismo en Irán y Guatemala fue exagerada.

Mossadegh seguía una política exterior neutral y cooperaba con miembros comunistas del parlamento para obtener la aprobación de reformas sociales, pero no estaba inclinado hacia el socialismo. Funcionarios estadounidenses que fueron asignados para monitorear los movimientos comunistas en Irán durante los años 50 admitieron años después que habían exagerado rutinariamente la fuerza de estos movimientos.

Arbenz simpatizaba más con ideas socialistas, y compró armas a Checoslovaquia después de que Washington bloquó el acceso a otras fuentes. El secretario de Estado John Foster Dulles buscó vincularlo con una campaña soviética para tener influencia en el Continente Americano. «Cincuenta años después», dijo Rabe, no se ha establecido ningún nexo».

Después de instalar líderes amistosos en Irán y Guatemala, Estados Unidos perdió interés en promover la democracia en cualquiera de los dos países. «No había agenda diplomática», afirmó Cyrus Bina, economista de la Universidad de Minnesota en Morris. Ambos cayeron en la dictadura y el levantamiento sangriento.

En Irán, el régimen del shá encarceló a disidentes y encolerizó a los líderes religiosos imponiendo reformas seculares. Muchos demócratas e izquierdistas hicieron causa común con clérigos fundamentalistas. «La única forma en que podían desarrollarse era en la mezquita», dijo Bina.

Fariba Zarinebaf, historiadora de la Universidad del Noreste, dijo que el resultado a largo plazo más profundo del golpe de 1953 podría ser que condujo a muchos intelectuales iraníes a concluir que aunque los líderes occidentales practicaran la democracia en casa, estaban poco interesados en promoverla en el exterior. «La creciente desilusión de los intelectuales iraníes con Occidente y con la democracia liberal estilo occidental fue un importante acontecimiento en los años 60 y 70 que contribuyó a la revolución islámica», dijo.

Si los derrocamientos en Irán y Guatemala marcaron el inicio de la era de los golpes de estado hace 50 años, la invasión de Irak este año sugiere que la era ha terminado. Gobiernos como el de Saddam Hussein aprendieron a protegerse contra los golpes, dijeron participantes en la conferencia. «Las condiciones en el mundo son más restrictivas hoy en día y es más difícil, creo, desencadenar golpes de estado», dijo Douglass Cassel, profesor de derecho de la Universidad del Noreste. En Irak este año, Estados Unidos invadió en vez de provocar un golpe. Esa opción probablemente habría estado cerrada durante la Guerra Fría, cuando era probable que la Unión Soviética se habría opuesto a ello.

Durante el gobierno de Bill Clinton, líderes estadounidenses expresaron pesar por acciones pesadas en Irán y Guatemala. La secretaria de Estado Madeleine K. Albright admitió que el golpe de 1953 «evidentemente fue un revés para el desarrollo político de Irán», y que «muchos iraníes continúan resintiendo esta intervención por parte de Estados Unidos». El Presidente Bill Clinton dijo que Estados Unidos había estado equivocado al apoyar a «fuerzas militares y unidades de espionaje (guatemaltecas) involucradas en una extendida represión», y prometió que «nunca repetiría» este error.

Susanne Jonas, profesora de estudios latinoamericanos de la Universidad de California en Santa Cruz, dijo que Estados Unidos debería ayudar a los guatemaltecos a poner en práctica acuerdos de paz «verdaderamente visionarios» firmados ahí hace siete años después de conversaciones patrocinadas por Naciones Unidas, con apoyo estadounidense.

Jonas instó al gobierno de George W. Bush a dar más apoyo financiero y moral a la misión de la ONU en Guatemala, la cual supervisa el proceso de paz, y usar su influencia sobre los militares de Guatemala «para impulsar la agenda de reemplazar el antiguo aparato represivo con un nuevo tipo de sistema de seguridad».

«Esta es la única oportunidad que ha tenido Guatemala desde 1954», dijo, «y la mejor que tendrá en el próximo medio siglo».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas