THE NEW YORK TIMES
Esperan ver frutos reunión Sharon-Abbas

THE NEW YORK TIMES <BR>Esperan ver frutos reunión Sharon-Abbas

POR STEVEN ERLANGER
CIUDAD DE GAZA, Gaza.-
¿Hemos visto esta película antes? Ya sabe, aquella en que los líderes israelí y palestino se reúnen en un centro turístico árabe a orillas del Mar Rojo, prometen un cese al fuego y una renovación de una cooperación en seguridad seria que pudiera llevar a la paz? ¿Esa que siempre está siendo repetida en los canales noticiosos por cable?

Gershon Baskin, co-director del Centro Israelí-Palestino para la Investigación y la Información, piensa que sí. «Demasiado de lo que ha sucedido en la relación palestino-israelí desde la elección de Mahmoud Abbas recuerda el fallido proceso de Oslo», escribió, señalando que «la misma euforia, las mismas voces de autoconfianza que dicen »podemos hacerlo por nosostros mismos»».

Roni Shaked del diario israelí Yediot Aharonot también piensa que es familiar: los mismos escenarios; los mismos discursos; aproximadamente las mismas promesas que en la cumbre de Aqaba en julio de 2003, cuando Abbas era el nuevo primer ministro palestino.

«Pero esta vez», observó, «es una película totalmente nueva».

Bueno, todos veremos cómo termina. Pero de hecho, el guión ya es diferente, y un personaje central, Yasser Arafat, está fuera de escena, reemplazado por Abbas, quien ganó la elección como presidente defendiendo la no violencia.

El otro personaje principal, Ariel Sharon, ha vuelto la espalda a los colonos israelíes, de quienes antes era un ángel guardián. En vez de ello, ha puesto su considerable fuerza detrás de un plan para retirar a todos los colonos israelíes de la Franja de Gaza y entregar el territorio a la Autoridad Palestina.

Lo que es realmente diferente es la disposición de Abbas y Sharon para desafiar e incluso enfrentar a los elementos extremos en sus sociedades que están más opuestos a una paz negociada.

«Dicen que en Oriente Medio, la gente nunca olvida el pasado, y lo repiten de cualquier manera», dijo David Makovsky, integrante del Instituto de Washington para la Política de Oriente Cercano. «Pero la esperanza es que incluso en Oriente Medio haya algo llamado curva de aprendizaje».

Una razón de que fracasaran los acuerdos de Oslo de 1993 fue que ambas partes se negaron a enfrentar a algunos de sus elementos más radicales. En vez de ello, cada bando trató de burlar sus dificultades con los intransigentes.

Los palestinos hicieron sólo un esfuerzo tibio para controlar o derrotar a los radicales islámicos, como Hamas y la Jihad Islámica, que pusieron en claro con tácticas como atentados explosivos suicidas que se oponían a cualquier paz con Israel y querían que el estado judío desapareciera del mapa. Arafat, bajo presión de Estados Unidos, encarceló cientos de combatientes de Hamas y a sus líderes justo después de Oslo, pero pronto los soltó de nuevo, decidiendo tratar de absorber a los radicales o usarlos para sus propios propósitos. Y nunca realmente los desafió de nuevo.

Los israelíes decidieron no enfrentar a la parte más extrema e ideológica del movimiento de colonos, suponiendo que el obstáculo que presentaban para una paz amplia pudiera ser manejado posteriormente, al final del proceso de Oslo. Incluso después de que un colono llamado Baruch Goldstein disparó contra una mezquita llena de musulmanes orando en Hebron en la festividad hebrea del Purim en 1994, matando a 29 personas, y luego fue linchado en represalia, una serie de gobiernos israelíes evitaron hacer frente a los colonos, que tenían poderosos aliados políticos.

En los años transcurridos desde entonces, tanto Hamas como los colonos se han vuelto más fuertes como fuerzas políticas. Esto no significa igualar a los dos moralmente o de otro modo, meramente observar que, dentro de los mundos israelí y palestino, representan los opositores más ideológicamente comprometidos y devotos, y que ambos se opusieron a los acuerdos de Oslo y a los lineamientos ampliamente aceptados de una paz negociada.

En los últimos cuatro años y más de la intifada armada, la Autoridad Palestina cayó cada vez más en el caos y la corrupción bajo las tácticas de división y confusión de Arafat. El colapso del semi-estado palestino, especialmente en Gaza, creó un enorme vacío que Hamas llenó ansiosamente. La subsidiaria de caridad de Hamas, financiada en parte por Irán, proporcionaba los servicios sociales, educación, atención médida y ayuda financiera que la Autoridad Palestina no suministraba; los combatientes de Hamas proyectaban la pureza y la honestidad de la religión, mientras que los funcionarios de la autoridad no; los extremistas mostraban liderazgo, belicosidad (y tácticas terroristas) a un grado que los militantes de Fatah en las Brigadas Mártires de Al Aksa no. (Las brigadas habían sido creadas por Arafat y sus colaboradores cercanos como una respuesta militar al desafío de Hamas.)

Pero el tigre de la intifada se salió del control de Arafat. Ahora Hamas tiene verdadera fuerza política entre los palestinos necesitados, y es demasiado fuerte ahora para que Abbas lo combate o lo ignore.

La semana pasada, se sintió profundamente avergonzado por el rechazo de Hamas a su declarada tregua con Israel, y por la negativa de sus propias fuerzas de seguridad para impedir a Hamas dispar una nueva ronda de cohetes y morteros hacia Israel. Ese desafío no puede ser ignorado por Abbas, coinciden funcionarios y oficiales militares palestinos e israelíes.

Pero Abbas puede decir que fue elegido en base a una plataforma de no violencia, de una sola autoridad legal y una sola fuerza de seguridad leal al naciente estado palestino. A largo plazo, este nuevo tipo de poder probablemente será tan efectivo para controlar a Hamas como lo sería una guerra civil, y Abbas no quiere la guerra.

E Israel ha mostrado claros signos de paciencia, de dar tiempo a Abbas para manejar a Hamas en vez de dificultarle más las cosas.

Por ello incluso durante los desafíos actuales, hay signos tentativos de que el pasado no necesariamente se prolongará.

En el lado israelí, Makovsky describe la posición de Sharon de esta manera: «El patrón del movimiento de colonos evidentemente está en disputa con el movimiento que él mismo engendró, y con grandes elementos en su propio partido. Uno se talla los ojos para creerlo».

Los colonos desarrollaron una estatura importante en Israel después de las fallas del círculo militar para predecir la guerra de 1973, dijo Janet Aviad, fundadora del movimiento Paz Ahora en Israel. «Los colonos se definieron como los nuevos sionistas, personificando el espíritu perdido en la guerra de 1973», dijo Aviad.

La actividad de los colonos, gran parte de ella ilegal, fue ignorada o recibió callado apoyo financiero de gobiernos israelíes. «Cada gobierno que pretendía hacer la paz, hasta Sharon, al mismo tiempo profundizaba el involucramiento israelí con los colonos y la ocupación de Cisjordania», dijo Aviad. «Nosotros seguíamos diciendo: »Deténganse, congelen los asentamientos, no saben lo que están creando»».

Los colonos ahora representan 7 por ciento de los israelíes, y alrededor de la mitad de esos colonos tienen motivaciones religiosas o ideológicas. Muchos israelíes los admiran, aun cuando 72 por ciento de los israelíes consistentemente dicen que están dispuestos a desmantelar casi todos los asentamientos para alcanzar un acuerdo de paz.

Pero fue Sharon, su patrón del ala derechista, quien finalmente ha elegido enfrentar a los colonos. Comprenden que Gaza es sólo el primer paso, y que Sharon o sus sucesores tratarán de retirarlos de gran parte de Cisjordania. Como explicó Yoel Bin Nun, un rabino relativamente moderado y colono, el bloque de aseintamientos de Gaza, Gush Katif, es realmente la última posición de los colonos.

«Sharon está abriendo un sendero y otros lo ampliarán», dijo Makovsky. «Por ello esto no es necesariamente la versión medioriental de »El Día de la Marmota»».

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