THE NEW YORK TIMES NEWS
Las amenazas de Corea del Norte

THE NEW YORK TIMES NEWS <BR>Las amenazas de Corea del Norte

POR DAVID E. SANGER
NUEVA YORK.-
Quizá Corea del Norte realmente se está preparando para sacudir la tierra, para probar que su búsqueda de 50 años para adquirir un arsenal nuclear ha tenido éxito. O quizá Kim Jong Il, hijo del fundador del país, simplemente está jugando con el rsto de los jefes de estado y de gobierno del mundo.

De cualquier manera, Corea del Norte demuestra una verdad de la segunda era nuclear: El poder político de las armas atómicas ya no radica en el tamaño de su arsenal, que era la medida durante la Guerra Fría. En vez de ello, está vinculado con la capacidad para convencer al mundo de que uno pudiera estar lo suficientemente loco para usar, o vender, cualquier cosa que haya conseguido.

Para ese propósito, media decena de armas es tan bueno como 5,200, el tamaño actual (aunque en contracción) del arsenal operacional de Estados Unidos.

Esa es la razón de que, aun cuando Estados Unidos y Rusia aún tienen aproximadamente 95 por ciento de las armas nucleares del mundo, Washington y el mundo parezcan consumidos en estos días por el 5 por ciento restante. Aunque hay abundantes razones para preocuparse de que los materiales nucleares no controlados en la ex Unión Soviética pudieran terminar en manos de Al Qaeda o de separatistas chechenos, la inmensidad de los arsenales de la Guerra Fría parece casi extrañamente irrelevante en estos días.

Kofi Annan el Secretario General de Naciones Unidas, aludió a esa paradoja en una sugerencia que hizo en Nueva York el lunes en la apertura de una revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear. Si Washington y Moscú quisieran alentar al resto del mundo a desarmarse, dijo, deberían cumplir sus propias obligaciones según el tratado y comprometerse «a reducciones adicionales de sus arsenales, de manera que esas ojivas asciendan a cientos, no a miles».

El gobierno del Presidente George W. Bush, que está contemplando nuevas armas nucleares que estallen dentro de un búnker, no aceptó la invitación. Tampoco lo hizo Vladimir Putin, el presidente de Rusia, quien recientemente describió el colapso de la Unión Soviética como un desastre geopolítico. Sin embargo, la pesadilla que más preocupa a los expertos en estos días es la de armas nucleares en las manos de quienes no aprendieron la disciplina nuclear en los días de la guerra fría. Hace tres años, el temor era que Pakistán e India pudieran permitir que su rivalidad en Cachemira detonara un intercambio nuclear. Desde entonces han retrocedido, y restringieron sus más recientes enfrentamientos a los campos de cricket.

Pero Corea del Norte no juega cricket. Negocia por medio de amenazas y una intensificación de la tensión. De modo que aun cuando la mayor actividad detectada la semana pasada en un sitio de pruebas en el noreste montañoso pudiera ser un engaño, también pudieran ser signos del esfuerzo de Corea del Norte para obtener más poder de negociación demostrando que realmente puede detonar una bomba nuclear.

Una prueba vaporizaría instantáneamente15 por ciento del supuesto arsenal de Corea del Norte, por supuesto. Pero aún pudiera tener sentido para Kim, por el aumento en el valor político de las armas que quedan en almacenaje.

«Pienso que es fácil subestimar cuál podría ser el efecto político de un arma que estallara en el noreste de Asia», dijo el ex senador Sam Nunn, quien pasa mucho de su tiempo tratando de frenar la proliferación. «Pondría en marcha inquietudes a larzo plazo sobre otros países que quieren desarrollar armas nucleares. Crearía la impresión – correcta o equivocada – de que los coreanos podrían estar dispuestos a usar una o venderla».

En estos días, dijo, «no hay escasez de compradores dispuestos».

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