THE NEW YORK TIMES
Los hábitos se propagan entre amigos

<SPAN><STRONG>THE NEW YORK TIMES<BR></STRONG></SPAN>Los hábitos se propagan entre amigos

NUEVA YORK — En cierta forma, todo parece demasiado obvio. Su amiga se descubre un bulto en el seno, así que usted se somete a esa mamografía tanto tiempo pospuesta.

Uno por uno, sus amigos dejan de fumar, así que usted deja de fumar también. Por supuesto, la gente se ve afectada por los hábitos de sus amigos y su salud.

Pero lo que parece obvio en el terreno abstracto puede llevar a descubrimientos sorprendentes. Un estudio reciente encontró que la obesidad puede propagarse de amigo en amigo como un virus. Cuando una persona gana peso, sus amigos cercanos también lo ganan.

El estudio, publicado recientemente en The New England Journal of Medicine, involucró un análisis detalaldo de una gran red social de 12,067 personas que habían sido seguidas de cerca durante 32 años, de 1971 a 2003.

Ahora, los científicos creen que las redes sociales no sólo pueden propagar enfermedades, como el resfriado común, sino también podrían influir en muchos tipos de comportamiento — negativo y positivo — que luego afectan a la salud de un individuo, así como la de una comunidad.

«En los últimos años hemos estado viendo una revolución en cadena», dice Albert-Laszlo Barabasi, profesor de física de la Universidad de Notre Dame. «La gente sentía que existían cadenas, pero nunca tuvo conjuntos de datos suficientemente gradnes para empezar a comprenderlas en una forma cuantitativa».

Por ejemplo, dijo, sociólogos entraban en un salón de clases y pedían a los estudiantes que enlistaran a sus amigos. Eso, dijo, puede ser útil, pero las cadenas sociales son enormes, y evolucionan con el tiempo.

Le involucran a usted, su familia, sus amigos, los amigos de sus amigos y los amigos de los amigos de sus amigos».

Los investigadores que encontraron el efecto de la obesidad se toparon con los datos que necesitaban en el Framigham Heart Study.

Se ha extendido por décadas y siguió a la mayoría de la población de Framingham, Massachusetts. Como parte del estudio, los participantes mencionaron a los amigos que podían ayudar a localizarlos si los investigadores perdían el contacto.

Ese vínculo fue justo lo que se necesitaba para construir una cadena social y observar su evolución a través de décadas, una red de amigos y amigos de amigos junto con familiares.

La característica asombrosa de las cadenas, señala el doctor Nicholas Christakis de la Escuela de Medicina de Harvard, es que amplifican cualquier efecto que estén propagando. Una persona pesca un resfriado y lo propaga a 10 amigos, cada uno de los cuales lo transmite a 10 amigos más.

¿Pero la obesidad? Christakis y su colega doctor James H. Fowler, científico político de la Universidad de California en San Diego, dicen que no saben cómo sucedió, pero la dinámica fue clara — cuando una persona se volvió obsea, fue más probable que los amigos de esa persona se volvieran obesos y también que lo fueran sus amigos y los amigos de sus amigos.

La obesidad fue sólo el principio, dicen los investigadores. Ya han empezado a preguntar sobre otros asuntos relacionados con la salid. Fumar, por ejemplo; ¿los fumadores se han vuelto más aislados con el tiempo?

Después de todo, las cadenas evolucionan, y si fumar se vuelve inaceptable, pudiera esperarse que los fumadores se agruparan en sus propias órbitas pequeñas, separándose de la corriente principal. Eso, dijo Fowler, es exactamente lo que pasó.

Los datos de Framingham de los años 70 muestran a fumadores incorporados en las cadenas sociales como todos los demás. Pero para los años 90, los fumadores empezaron a ser dejados de lado, rompiendo sus vínculos con no fumadores.

Fowler y Christakis ahora están analizando la depresión, preguntándose si se propaga de amigo en amigo. Hay indicios gracias a otro estudio de que así podría ser.

La cadena en ese caso se derivó del Estudio Longitudinal Nacional de la Salud Adolescente, un estudio federal de decenas de miles de adolescentes que les pide que nombres a sus amigos y les da seguimiento por años. Resultó, dice el doctor Peter Bearman, científico social de la Universidad de Columbia, que ciertas amistades aumentaron la probabilidad de suicidio o pensamientos suicidas en las chicas adolescentes.

Las amistades riesgosas son lo que Bearman llama una cadena contradictoria; una adolescente tiene dos amigas que no se caen bien entre sí. «Dice mucho sobre la importancia de las relaciones sociales para la salud y autoestima de las chicas», dice Bearman. «Si uno está en una tríada inestable, se vuelve mucho más difícil adaptarse».   Ahora Bearman y sus colegas están estudiando el autismo. El número de niños autistas ha aumentado rápidamente en los últimos años, pero no está claro cuántos casos resultaron.

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