The Washington Post admite favoreció Casa Blanca

The Washington Post admite favoreció Casa Blanca

WASHINGTON (EFE).- El diario «The Washington Post» admitió ayer que su cobertura previa al inicio de la guerra de Irak favoreció a las posturas de la Casa Blanca y no dio una importancia adecuada a los artículos que cuestionaban al gobierno de EEUU.

Las informaciones de investigación que ponían en duda las afirmaciones del gobierno sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak o los lazos del régimen de Sadam Husein con la red terrorista Al Qaida quedaron muy relegados en páginas interiores o fueron rechazadas.

En un largo artículo que comienza en primera página, el periodista del «Post» especializado en comunicación, Howard Kurtz, analizó la cantidad y lugar de publicación de los artículos, así como el debate interno entre la dirección y los reporteros.

«Las afirmaciones del gobierno estaban en primera página. Lo que cuestionaba al gobierno estaba en la página 18 ó 24», lamentó Thomas Ricks, corresponsal del diario en el Pentágono.

«Había un actitud entre los directivos: vamos a la guerra, *por qué nos vamos a preocupar por los están en contra?», añadió.    Entre agosto de 2002 -cuando el gobierno del presidente George W. Bush comenzó su campaña de acusaciones agresivas contra Irak- y el 19 de marzo de 2003 -cuando comenzó la invasión del país árabe-, el «Post» publicó en primera plana más de 140 artículos que recogían el punto de vista de Washington.

«La precaución y las dudas quedaron enterrados bajo el toque de tambores», afirmó por su parte Karen DeYoung, quien también elaboró algunos de los artículos críticos.

El director del diario, Leonard Downie, explicó que «estábamos tan centrados en descifrar lo que estaba haciendo el gobierno que no dimos la misma cancha a la gente que decía que no era buena idea ir a la guerra o cuestionaba los argumentos del gobierno».

«Un número insuficiente de esos artículos fue colocado en primera plana. Fue un error de mi parte», reconoció Downie.

Kurtz destaca hoy varios casos, como un artículo titulado «Dudas», elaborado por el corresponsal en el Pentágono en octubre de 2002 y en el que decía que los responsables militares eran reticentes a una guerra.

El artículo fue desechado por el entonces editor de seguridad nacional, Matthew Vita, porque citaba por su nombre a militares retirados, ya que los militares en activo pidieron mantener el anonimato.

Otro reportero, el veterano especialista en seguridad e inteligencia Walter Pincus, quien ha pasado 32 de sus 71 años en el «Post», vio como gran parte de su trabajo era cuestionado por la dirección.

Pincus tuvo que recurrir a Bob Woodward, uno de los reporteros del escándalo Watergate y director adjunto del periódico, para lograr, pocos días antes del inicio de la guerra, que se publicara un artículo en el que se cuestionaba que EEUU tuviera pruebas de las armas de destrucción masiva en Irak.

La intervención de Woodward logró que el artículo de Pincus se publicara, pero quedó relegado a la página 17.

«En general y en retrospectiva, restamos importancia a esas historias», reconoció Downie.

Al día siguiente de que el secretario de Estado, Colin Powell, presentara en la ONU las pruebas de EEUU sobre las presuntas armas de destrucción masiva de Irak, el diario publicó el artículo sobre ese asunto en primera página, mientras que otras historias críticas o escépticas acerca de esas pruebas fueron a la página 28.

El «mea culpa» del «Post» se produjo meses después de que otras empresas periodísticas hayan cuestionado también su cobertura del período previo a la guerra.

La admisión más importante correspondió al diario «The New York Times», que publicó en mayo un largo artículo en el que reconoció que tuvo falta de rigor y se apoyó en fuentes excesivamente dudosas en su cobertura sobre Irak. EFE

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