Théodore Chassériau: orígenes y familia

Théodore Chassériau: orígenes y familia

Han transcurrido dos siglos desde el nacimiento de Théodore Chassériau. El pintor sobresaliente del Romanticismo francés con Ingres y Delacroix nació en El Limón, provincia de Samana, el 20 de septiembre 1819.

Era hijo del diplomático francés Benoit Chassériau, , de vida aventurera y valiente, quien falleció siendo cónsul en Puerto Rico en 1844, y de Madeleine Couret, francesa de origen, probablemente mestiza y de familia establecida en la isla, que había nacido en Samaná, donde también se casó.
Por tanto, el estado civil de Théodore Chassériau le da pleno derecho a ser considerado como dominicano, aunque había nacido 25 años antes de la proclamación de la independencia y de la República Dominicana. Sí, anteriormente, indicaban su lugar de nacimiento como “Saint-Domingue” –dando a entender que era ex colonia francesa–, pero ya, en las fichas recientes de cuadros, el Museo del Louvre señala: “El Limón, Samaná, República Dominicana.
Nexos caribeños y familia amorosa. Dato interesante es que Benoit Chassériau poseía simultáneamente la nacionalidad colombiana, ¡conferida por su amistad con Simón Bolívar y un apoyo real a la lucha independentista! Otros parientes tuvieron, en las Antillas y más allá en la región, vínculos personales, amistosos, comerciales, y hasta oficiales.
La familia de Chassériau, tenía una actitud de avanzada respecto a la esclavitud, los derechos humanos y la independencia de América Latina.
Existe una atracción particular por los orígenes de Théodore Chassériau y el hecho de que haya nacido en la propiedad materna del Petitoa – “Pequeño techo” –, situada en el hoy municipio de El Limón y –aparentemente–, de ruinas identificables.
El niño fue bautizado en Samaná , y el acta de bautismo se ha conservado. Así mismo, los documentos de su madre, bautismo y matrimonio. Si un incendio los destruyó en Samaná, se encuentran en París y la Cancillería de Francia.
Por cierto, el amor, a través del cariño de la madre, de hermanas y hermanos , o de amigas prójimas, motivó, sicológica y artísticamente, a Theodore Chassériau.
Admiramos, entre sus más bellas obras, los retratos de su madre –“Mme Benoit Chassériau”–, de sus hermanas –“Portrait de Mesdemoiselles Chassériau”–, sin olvidar otras pinturas y dibujos de las mismas.
Esta presencia afectiva, en la vida y el arte, incluyó las efigies, pictóricas y gráficas, de hombres de la familia: el padre, Benoit Chassériau –que siempre reconoció y estimuló el talento de Théodore desde su infancia–, el hermano mayor Federico, –que a menudo ejerció una responsabilidad paterna–, y hasta el benjamín, Ernesto. Estos emotivos y refinados retratos realizados por un joven artista en la tercera década de su vida, demuestran una estética neoclásica y/o romántica.
Reconocimiento y ascendencia. Théodore Chassériau partió de la isla antes de los tres años con varios miembros de su familia, temiendo disturbios civiles y peligros desde la vecina y recién creada República de Haití. Jamás pudo volver, pese a sus intenciones, aunque personalidades como Silvano Lora mencionaban un viaje.
Ahora bien, el artista nunca renegó de su origen y se enorgullecía de su ascendencia criolla. En aquel siglo de prejuicios intensos, ocasionalmente la crítica subrayó, con malicia, un “talento mestizo”… y hasta “casi negro”.
El historiador Emilio Rodríguez Demorizi, gran seguidor e investigador de Théodore Chassériau, a quien consideró el “máximo artista del pincel nacido en la isla”, también escribió: “Nadie olvida, pues, al estudiar a Chassériau, su raíz criolla, la sangre dominicana de la madre samanesa”.
Nos explicamos entonces por qué se considera a Théodore Chassériau como el primer gran pintor del país y el primer nombre internacionalmente magistral en las artes plásticas dominicanas.

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