Hoy entramos en el mes en que el Presidente Medina cumple un año de resultar electo. Esto y otros factores hacen más propicio la tarea cotidiana de evaluar los resultados de las políticas adoptadas y efectuar los ajustes de lugar. Particularmente ante la comprobación que la última reforma tributaria no ha proporcionado las recaudaciones esperadas y del efecto recesivo provocado. Para lograr las metas presupuestadas, hubo que valerse de amnistía fiscal y anticipos del sistema financiero e ignorar previsiones de devoluciones sustitutivas de  exenciones. 

La incertidumbre venezolana sobre PETROCARIBE y la caída del precio del oro dentro de expectativas de renegociación en función de sus precios internacionales, introducen otros elementos amenazantes. 

A contrapelo, la colocación de bonos soberanos y el costo mucho más bajo que los obtenidos anteriormente, aun sin disponer acuerdo con FMI, pueden considerarse como una manifestación de confianza internacional al gobierno del Presidente Medina. La colocación de bonos evaporó, además, vaticinios que la posición del gobierno ante la Barrick crearía un ambiente adverso en la comunidad internacional. Las disponibilidades generadas introducen un alivio temporal que debe ser aprovechado para abordar las raíces de nuestros grandes déficits.

La pérdida de coherencia interna en el partido de gobierno no puede dejar de mencionarse como factor aguijoneador de relanzamiento gubernamental.

Un relanzamiento que, partiendo de la visita de Hipólito Mejía al Presidente Medina, puede marcar el inicio de una gran concertación política conducente a efectuar las transformaciones económicas, sociales, políticas y morales que necesita la nación. Esta visita en algo tuvo que ver para colocar los bonos por insinuar clima de armonía política para encarar situaciones sociales y económicas.

La concertación política puede estimular la implementación de lo establecido en el art. 251 de nuestra constitución que crea un mecanismo para promover la concertación social aprovechable para debatir y aprobar los grandes pactos y a través de los cuales el mandatario prometió gobernar partiendo del  educativo, eléctrico y fiscal.

A través de estos pactos será posible implementar dos grandes líneas programáticas en función de plazos. A corto plazo, en procura del equilibrio fiscal a través del gasto luego de comprobarse la decepción tributaria, incluyendo la revisión de prioridades de proyectos frente a alternativas que implique reducción de demanda y organización de servicios de transporte, energía, salud, educación; así como un mayor equilibrio demo-territorial.

Y a mediano plazo, la adopción de una agenda nacional para procurar una economía de satisfacción de necesidades y generación de puestos de trabajo; para de esta manera contribuir, en el aquí y ahora dominicanos, a fortalecer la efectividad, eficacia y eficiencia social y económica de nuestra democracia.