Tiempo de fortalecer la confianza debilitada

Tiempo de fortalecer la confianza debilitada

El FMI acaba de atribuir la contracción de nuestra economía a la reforma tributaria y al “mantenerse débil la confianza del sector privado”, apreciación que no ha sido suficientemente aireada en la opinión pública. En línea similar, el gobernador del Banco Central descartó razones económicas para que la tasa cambiaria haya rozado RD$42/US, haciendo atribuible esta subida a razones psico-socio-políticas.

Fortalecer esa confianza debilitada constituye el imperativo del momento, lo cual requiere previamente indagar y rebuscar las causas por las que se mantiene lo que puede considerarse herencia del gobierno anterior.

Habría que determinar si se mantiene porque el actual gobierno no ha removido, como muchos esperaban, el funcionariado  gubernamental recibido; especialmente en diseñadores de políticas y en la capacidad ejecutora gubernamental.

O si es atribuible a que las expectativas de austeridad no han sido tan profundas como se anunciaran; por haberse limitado a normalizar ritmos de inversiones y compras codiciosamente exacerbadas durante la pasado gestión para satisfacer vanidades personales u obtener beneficios económicos o electorales, dejando intacta la  estructura de gastos concentrados en burocracia, subsidios y deudas, que determinan la continuación de endeudamientos y financiamientos envolventes del carácter especulativo prevaleciente en nuestra economía.

O por los temores que esas codiciosas actitudes sigan prevaleciendo, ante el clima de impunidad imperante, evidenciado por el archivo consuetudinario de expedientes; ignorando experiencias como la reciente brasileña en que la popularidad gobernante se desploma por la continuación de mega proyectos relumbrantes que no guardan proporción con magnitudes y ritmos de mini-proyectos.

O si la desconfianza se mantiene por no observarse señales contundentes de implementación de aquella hermosa iniciativa de gobernar mediante pactos, después de abortar algunos balbuceos iniciales.

O por falta de institucionalidad que involucre al gobierno y  a todo el andamiaje jurídico y orgánico del Estado carente de efectivos y eficientes procederes en el cumplimiento de sus responsabilidades, por falta de su continuidad jurídica al descontinuar previsiones de estímulos pre-instituidos, por el deficiente y sumiso manejo de las relaciones internacionales, por el irrespeto a nuestras investiduras deshonradas y ultrajadas unilateralmente por instancias extranjeras.

Y hasta por un sistema político y de partidos que vive entre rencillas y mezquindades que le impiden cumplir sus roles para estatales: preocuparse centradamente en el Bien Común en lugar de satisfacer apetencias de sus personeros.

El momento para recuperar y fortalecer la confianza debilitada, retratada en la declaración del FMI, es especialmente pertinente ahora por encontrarnos en una coyuntura especialmente favorable: A mayo/2013, la ejecución fiscal observó un  punto de inflexión al generar excedentes, deducidas las cargas fijas de las recaudaciones, situación que hacía tiempo no se presentaba.

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