La luz del sol es imprescindible para la vida, sobre todo para el metabolismo de la vitamina D en el organismo. Pero exponerse a las radiaciones solares sin la protección adecuada puede ser perjudicial para la piel.

Según la dermatóloga Emma Guzmán, dependiendo del medio donde nos desarrollemos, las ocupaciones y el tipo de piel, serán distintos los efectos que mostrarán las radiaciones solares en el órgano más grande del cuerpo humano.

La piel normal, dice Guzmán, reacciona de diversas formas ante la luz solar, y podemos apreciar el efecto inmediato del daño solar que se caracteriza por piel roja (eritema), descamación, pigmentación, acentuando las manchas de melasma de la cara, vesículas y ampollas. Estos efectos se desarrollan en las primeras horas de la exposición al sol. Para la especialista, las reacciones tardías son las responsables del envejecimiento cutáneo, precursoras de queratosis solares, lentigos solares y estas lesiones pueden a su vez provocar cáncer de la piel y son producidas por la exposición continua y prolongada a los rayos solares.

Se sabe que la radiación ultravioleta del sol (UV) daña la piel e incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Las cremas o lociones con factores de protección solar o SPF actúan como una capa protectora evitando que la radiación dañe la piel, dice.

El SPF se refiere a la cantidad de protección contra la UV que ofrece un producto. Entre mayor el número, mayor la protección. “Los productos etiquetados con un SPF de 30 podrán ofrecer una protección más adecuada en la mayoría de la gente que utiliza filtros solares. Y esto será suficiente para evitar las quemaduras solares bajo la mayoría de las circunstancias”, explica.

El tipo de piel del paciente es determinante para el efecto y deterioro de la piel por las radiaciones solares, variando la piel desde el tipo I que es el blanco ojos claros hasta el tipo IV de tez oscura y es la más resistente.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo y el que está expuesto a las inclemencias del tiempo, razón por la cual es muy importante tener en cuenta algunas recomendaciones para la exposición solar, recomendaciones que van a variar dependiendo el tipo de piel de cada individuo.

Algunos consejos.

• Evitar la exposición prolongada y directa al sol en las horas de insolación máxima, es decir en las horas 11:00 a.m. y las 3:00 p.m.

• Aplicar productos de protección solar antes de la exposición al sol y repetir la aplicación cada dos horas -especialmente después de sudar, nadar y secarse con la toalla.

• No exponer a la luz directa del sol a bebés ni a niños pequeños menores de 3 años.

• Tenga siempre en cuenta su fototipo.

• La exposición excesiva al sol conlleva serios riesgos para la salud, especialmente la de los niños pequeños. Utilice productos con un factor de protección elevado, así como ropa opaca, gorros y gafas de sol.

• Evite el sol después de tratamientos con láser y peeling químicos, así como en caso de fotosensibilidad inducida por el uso de medicamentos.