No cabe duda de que la individualidad nos está alejando cada vez más de la vida en familia.

Hay escasa comunicación entre los miembros de un hogar, y es menos el tiempo que se pasa en casa.

La universidad, el trabajo, la computadora o el televisor muchas veces nos absorben y nos impide valorar estos momentos.

Pero, el hecho de tener ocupaciones diversas no es excusa para perder la comunicación.

Por ejemplo durante el  almuerzo o la cena puedes comunicar al resto de la familia que ese será un espacio “sagrado” del día, para hacer posible que puedan reunir a los seres queridos e insistir en ello, pues esa tradición de reunirse alrededor de la mesa se está perdiendo.

Sin embargo, es muy importante tratar de que todos los integrantes de la familia se junten a comer por lo menos una vez al día, verán como este pequeño esfuerzo hará una gran diferencia en sus vidas.

Si se les  hace imposible reunirse a diario, debes separar los fines de semana. Para compartir vivencias, tomar decisiones grandes y pequeñas y, por supuesto, compartir los alimentos. Estos encuentros les dan seguridad a los más pequeños para opinar y participar en las decisiones del hogar.

Además de lograr una buena comunicación, el almuerzo familiar permitirá alejar a los adolescentes de los vicios. Según estudios de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, los muchachos que logran tener este tiempo con sus familias presentan 70% menos de riesgo de caer en el abuso de sustancias tóxicas.

“La vida en familia les da seguridad a los hijos. Los aparta de los vicios y de las malas compañías, además de que despeja sus dudas religiosas y morales. Recuerda cómo fuiste educado, tú que eres abuelito o madre de adolescente.

 Aprovechar el tiempo de vacaciones.  Este tiempo de vacaciones es una excelente oportunidad para hacer cosas con tus hijos, preparar un día la comida juntos, aprovechar ese momento para preguntarle sobre sus inquietudes y deseos, de indagar en cómo se siente como persona y fortalecer los vínculos afectivos.

De ser posible, tómese una semana de vacaciones para dedicarselo por entero a ellos y planifique actividades que fomenten la unión familiar, tomando en cuenta los gustos de los más pequeños, para que las mismas les parezcan divertidas.

Este es el momento ideal, por que no tienen que preocuparse por las asignaciones del colegio; también es indicado para hacerles un chequeo médico, que incluya los oídos y la vista; sáquele provecho.