Muchas son las interrogantes que la humanidad se formula ante la ocurrencia de hechos tan catastróficos, como los ocurridos en Japón.

Un terremoto de 8.9 de intensidad, seguido de un devastador tsunami, interrumpieron el acostumbrado transcurrir de las horas en este hermoso país.

Es que se cumple lo  registrado en la Palabra de Dios, miles de años atrás.

Está avanzando de manera imparable,   el último período en que la humanidad vivirá bajo el sistema terrenal, donde predomina la ciencia y el intelecto.

El evangelio de Lucas, en su capítulo 21, registra claramente que una de las muchas señales de los últimos tiempos, sería el temor  por el terror, los terremotos y el bravido del mar.

Nunca antes se había atravesado un período de continuos desastres, donde de manera simultánea, la incertidumbre, la ansiedad y la desesperación de ser la próxima víctima,  se han convertido en la noticia de último minuto.

Lo próximo: la aparición del anticristo.  El gobernante mundial que será elegido por ciudadanos encantados, seducidos y fascinados por su liderazgo, belleza, inteligencia y conocimiento. Su propuesta: paz y seguridad. La humanidad, por un período de tres años y seis meses, disfrutará del cumplimiento de  esta promesa. En lo adelante, y hasta cumplirse siete años de su mandato, se  enfrentarán  los días de mayor crueldad de toda la existencia. Persecuciones, asesinatos, despotismo, abusos, lo que a nuestra mente humana le es imposible imaginar…en ese momento, Jesús llega a establecer la verdadera y genuina paz.

Es tiempo de abrir los ojos. Llegó la hora de decirle al Señor: “Creo en ti, transforma mi vida hoy. Necesito ser contado entre aquellos que estarán contigo por la eternidad y no separados de ti por siempre”.