Con el trabajo titulado La situación fiscal al umbral del nuevo Gobierno publicado en el periódico Hoy, el día 9 de agosto de 2012, mostrábamos que el déficit al primero de agosto de 2012 era de 80,000 millones de pesos y proyectamos que el mismo será de 122,000 millones de pesos al finalizar el año. El resultado es un déficit dos veces mayor que el más grande en la historia de la República Dominicana. Esperábamos que el déficit llegara a 100,000 millones para el 15 de octubre de 2012. Esta cifra, sorprendentemente, se alcanzará para el primero de septiembre de 2012; cuarenta y cinco días antes de lo que esperábamos.
El gobierno anterior le ha dejado, al recién instalado, una carga fiscal acumulada sin precedentes históricos; situación que solo se puede enfrentar con frugalidad, coraje y determinación. En adición, se debe presentar al pueblo la verdad descarnada, la magnitud de la situación a la que tiene que enfrentarse con prontitud y plena conciencia, pues en ello está el futuro del país.
Actualmente el país está segmentado en:
1. Aquellos que queremos que el Presidente Medina enfrente con éxito esta crisis, pues, hay que evitar una crisis económica y social sin precedentes.
2. Una minoría que, por resentimientos o razones políticas, quiere que la crisis le explote al Presidente Medina, sin entender sus consecuencias sociales, económicas y políticas.
3. Otra minoría, fundamentalmente de adentro, indiferente o incapaz de comprender que es fundamental lo siguiente:
– Una radical reingeniería fiscal si queremos lograr una estabilidad económica real.
– El desmantelamiento de un modelo que se ha caracterizado por el despilfarro y un consumismo extravagante; y reemplazarlo por uno que esté obsesionado con la competitividad, la productividad, la equidad social.
Apelamos al Presidente Medina para que actúe con drasticidad para eliminar la posibilidad de una gran crisis y que en el proceso considere como aliados a:
– Aquellos que hayan sido sus adversarios políticos, así como los que por razones patrióticas lo apoyan en esta difícil jornada.
– Dejar a un lado a los que, de afuera o de adentro, por obstinación, incapacidad o codicia, traten de impedir la toma de decisiones que hagan posible la transformación inaplazable y necesaria.
La decisión de tomar unas series de medidas austeras, y la designación de comisiones para realizar los estudios en todas las instituciones gubernamentales, fue un paso muy positivo del Presidente Medina. Creemos que las comisiones deben estar compelidas a hacer, además, un análisis minucioso (sin que existan vacas sagradas) de todas las acciones tomadas en los últimos cinco meses para que las mismas sean evaluadas a la luz de su consistencia con el imperativo moral en relación con la situación económica y social, entendiendo, como decía Locke, que los preceptos morales están por encima de las leyes. O sea, algo que sea legal no debe hacerse si es inmoral.
Es justo en este momento de crisis, rememorar ese episodio luminoso de la historia norteamericana: luego de la destrucción de la Armada Norteamericana por Japón, el 11 de diciembre de 1941, Armada que había llevado 30 años para su construcción, el Presidente Roosevelt convocó a 40,000 dirigentes de la sociedad civil norteamericana, al estadio Ebbet Field. A la entrada se le entregaba una vela y fósforo. El país estaba pasando por una depresión colectiva. El Presidente Roosevelt fue breve, -cito de memoria- y dijo: No hay nada imposible de lograr cuando una nación está adecuadamente enterada, actuando con objetivos precisos, y decidida a movilizarse. Y dijo: apaguen las luces. Y luego: enciendan las velas. El resplandor fue mayor que las luces artificiales. Y en apenas dos años y medio -se había establecido en seis años- la Armada fue reconstruida. Esto demostró que no hay nada imposible de lograr por un pueblo movilizado, con un claro sentido de propósito.
La mayoría del país político, económico y social espera que el Presidente Medina proceda con decisión, audacia y coraje para minimizar los efectos de la crisis, si eso ocurre iniciaríamos la ruta hacia el destino radiante que el Señor ha tenido para la Patria amada.