Tierra alta

<p><span>Tierra alta</span></p>

PASTOR VÁSQUEZ
ceyba@hotmail.com

La grandeza histórica de Leonel Fernández. Al periodista y diplomático César Médina, quien está advirtiendo la necesidad de un cambio de rumbo en nuestra sociedad. En estos días he vuelto sobre «El Contrato Social» del más grande pensador político que ha dado Francia en toda su historia. Aunque nacido en Ginebra, Jean Jacques Rousseau es un patrimonio histórico no sólo para Francia, donde dejó su impronta de estadista, sino para toda Europa y el mundo.

Estaba profundizando un poco sobre los grandes poetas rumanos Tudor Arghezi, Lucian Blaga y Mihai Eminescu, luego de que la bella dama Daina Banciu, oficial de las Naciones Unidas destacada en Haití, pasara por la Embajada con ese humilde regalito entre sus delicadas manos, que es una edición en español de los poemas de esos grandes. Sin embargo, he postergado esta refrescante y enaltecedora lectura, para volver sobre el pensamiento de Rousseau, porque veo en nuestro país una tendencia a simplificar y cualquierizar las cosas. Y también observo una maliciosa inclinación cada día mayor a la mezquindad política. Nosotros tenemos un líder nacional que se llama Leonel Fernández, que es un verdadero demócrata, un líder con proyecciones históricas dignas de los grandes hombres de este mundo. Yo, que soy un revolucionario confeso, he observado con tristeza cómo la República Dominicana ha sido incapaz de zafarse de las ataduras del pasado. Desde el famoso artículo 210 impuesto por Pedro Santana hasta la dictadura del Generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina, en la sociedad dominicana se ha ido formando una coraza tan conservadora que no permite apertura de ningún tipo. La gente se resiste al cambio, vivimos apegados al pasado. Hay una capa de la sociedad que todavía no ha despertado y no entiende que estamos en otros tiempos. Hasta el 1996, por ejemplo, la diplomacia era reservada a la aristocracia dominicana, y por no entender eso fue que me ofendí en 1997 cuando un hombre llamado Orlando Mirville, que trabajaba para la Organización de Estados Americanos, me dijo extrañarse de que un negro dominicano estuviese ocupando un cargo diplomático. También en estos días estaba leyendo «La Mancha Indeleble» de Juan Bosch, pues aquí hay instituciones del Estado que exigen dejar la cabeza en la puerta antes de entrar. Miren, Trujillo hizo tanto daño a esta sociedad, que todavía hay gente de esos que se resisten al cambio que me satanizan porque me dedico a estudiar la sociedad haitiana y porque además tengo inclinaciones de izquierda. Gracias a Dios que no he estado ligado,  al robo y a los crímenes que muchos grupos prohijaron en gobiernos pasados. Es por eso que esos elementos no entienden a nuestro Presidente y aunque muchos de ellos estén en el gobierno, sienten ciertas cositas en el corazón….¿ Será envidia? Volvamos a Rousseau, a ver si podemos comprender la grandeza histórica de un presidente que convoca a una consulta popular para revisar una constitución plagada de incoherencias y con ciertos contenidos obsoletos: «»No teniendo la autoridad soberana, otra fuerza que la del Poder Legislativo, no obra sino por medio de las leyes, y siendo estos actos auténticos de la voluntad general, el soberano sólo puede proceder cuando el pueblo está reunido. El pueblo reunido, se dirá ¡qué quimera! Lo será hoy; pero no lo era hace dos mil años. ¿Han cambiado, por ventura, los hombres de naturaleza?». «Los límites de lo posible, en lo moral, son menos estrechos de lo que nos imaginamos: los reducen nuestras debilidades, nuestros vicios, nuestros prejuicios. Las almas bajas no conciben los grandes hombres. El vil esclavo sonríe con desprecio al oír la palabra libertad…» (Rousseaux, Capitulo XII, obra citada). No quiero que nadie se me raje, que nadie se ofenda, pero estamos construyendo una selva de cemento, un país en donde la mayoría de la población aspira a portar una arma de fuego, una sociedad violenta y mal educada. Es por eso que necesitamos una verdadera revolución democrática, tenemos que sacudirnos. El presidente Leonel Fernández está empujando un cambio, pero los conservadores de siempre, los trujillistas y santanistas (que están en todos los partidos) están poniendo obstáculos. ¡Tenemos que vencerlos!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas