Tierra alta
Reinaldo Pared, un hombre de Estado

Tierra alta <BR><STRONG>Reinaldo Pared, un hombre de Estado</STRONG>

PASTOR VÁSQUEZ
ceyba@hotmail.com
Creo que fue en agosto de 1991 cuando conocí a este joven extraordinario, poseído de una gran cultura, como muchos de los jóvenes que se formaron al lado del profesor Juan Bosch. Fue en la Casa Nacional del Partido de la Liberación Dominicana, una casa majestuosa, que me hacía recordar esas villas campesinas enclavadas tierra adentro, en esta isla tropical.

Yo trabajaba para el periódico El Caribe –el viejo Caribe– y apenas comenzaba mi carrera periodística. Estaba verde, como el Batey Verde, de Sabana Grande de Boya, donde me gusta ir a recordar la era gloriosa de la industria azucarera.

Así que estaba muy tímido –la timidez me acompañaría durante mi formación intelectual– y llegué a esa casa antigua, donde habían muchos activistas políticos, vestidos con ropas sencillas, unos de kaki, otros con camisitas de cuadro y otros con guayaberas.

El PLD acababa de salir de la frustración del odioso fraude de 1990 y era admirable la fortaleza, la grandeza y la perseverancia de esos dirigentes que supieron sobreponerse a un maremoto político jamás vivido por ese partido –renuncias, traiciones, flaquezas y otras debilidades que estaban a la orden del día–.

Y los muchachos leales estaban allí, luchando para sobreponerse, guiados por la fortaleza y la entereza de hombres de incuestionables convicciones, como el profesor Juan Bosch, Euclides Gutiérrez Félix, José Joaquín Bidó Medina y el mismo Franklin Almeyda (con todo y sus arranques).

Me acerqué a ese joven vestido de kaki, él me clavó la mirada y en mí vio a un campesino verdecito, que, grabador en mano, quería entrevistar a un dirigente sobre el tema de actualidad, del cuál no recuerdo, pero creo que era una huelga.

“Ya la rueda de prensa pasó, compañero, pero venga que allí está Danilo Medina y él le dará las declaraciones, llévalo al paso, porque él es como una maquinita”, me dijo.

Entonces, me llevó hasta donde estaba Danilo, sentado en la raíz de un árbol que hay del lado lateral de la Casa Nacional y allí lo entrevisté. !Oh cosa de la vida! Jamás pensé que a quien yo entrevistaba llegaría a estar donde está: en el círculo de espera para algún día –no muy lejano– ocupar la primera magistratura del Estado.

Después ese hombre, vestido de kaki, me acompañó hasta la puerta exterior de la Casa Nacional y a mi me dio vergüenza, porque era un pobre y feliz peatón. Tenía que caminar desde ahí hasta la avenida Independencia para tomar un vehículo público.

Así era Reinaldo Pared Pérez y así sigue siendo, un hombre sencillo, un diplomático natural y un joven luchador, de gran formación intelectual y política. O sea, ese es el hombre que aspira a la Senaduría del Distrito Nacional.

Esos jóvenes que se formaron al lado del profesor Juan Bosch, o que siguieron su escuela, a través de los folletos que analizaban en los círculos de estudio, a través del periódico Vanguardia, la revista Política, Teoría y Acción, son hombres de Estado.

Esa es una generación que fue formada para conducir con gran sapiencia y tolerancia al Estado dominicano. Juan Bosch formó hombres de Estado, para prueba sólo hay que ver ese modelo reflejado en Juan Temístocles Montás.

Yo lamentablemente no alcancé mucho de esa escuela, pues cuando me iniciaba en un CTP la rebeldía de izquierda se me subió al cerebro y me fui a un partido más radical. Son cosas de la juventud.

Reinaldo Pared es uno de esos modelos, puesto a prueba ya con su conducta en nuestro Parlamento, así como su madurez y tolerancia política en la Secretaría General del Partido de la Liberación Dominicana.

Creo que Reinaldo Pared merece una oportunidad. Yo creo en él. ¿Y usted?

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