Tierra alta
A la memoria de Don Félix Acosta Núñez

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PASTOR VASQUEZ
eyba@hotmail.com
RICARDO CARTY Y LA SONRISA DE PINTA NEGRA II
…Y ENTONCES,

Uno que no estaba muy feliz era Damaso Fortuna Darwin, con su sombrero de alas anchas y su descolorido chamaco de militar, que parece haber conservado en la época en que era rural de la vieja guardia de Mon. Su rostro duro, como una piedra, y sus ojos de iguana neibera no dejaban de observar con un dejo de rencor a los que celebraban el cuadrangular de Ricardo Carty. En la mecedora estaba el viejo Pinta Negra con su airecito de jerarca tomándose un poquito de ginebra y luego de cada trago mostraba esa sonrisita de pícara satisfacción y eso fue lo que al parecer incomodó al inglés. De repente, se oyó una voz ronca en la enramada: ¨!Déje ahí ese radio, carajo, aquí el único que tiene derecho a encojonarse soy yo, coño. Esta enramada es mía y también es mío ese radio»!

Damaso Fortuna tenía el radio arriba de su cabeza cogío con las dos manos, presto a lanzarlo contra el pavimento. Pinta Negra había dado un salto y lo tenía encañonado con su bastón, mientras que con la otra acariciaba la cacha de su revolver. Después a Damaso Fortuna le sacaron  un refrán que se titulaba: «El Cuadrangular de Ricardo Carty y el pique de Fortuna», pero ese refrán yo lo he olvidado con el paso de los años. Si ustedes caminan algún día  por donde le llaman Ceiba 12, pregunten por el refrán de Fortuna a ver si alguien se acuerda.

Cruz Verde, julio del 2007.-

EL LAMENTABLE CASO DE LA VICTORIA

Hoy mi pueblo atraviesa por una situación tensa, culpa de la politiquería barata que procrea la falta de respeto a los acuerdos, a las convenciones, que de acuerdo al Código Civil, tienen fuerza de ley. Me da mucha pena que mi pueblo esté así. Hay que estar allí para ver la división que se ha desatado en la sociedad victoriana de estos días. El domingo yo iba a visitar a mi madre y preferí irme por la calle José Soriano, porque temía que al pasar por el centro del pueblo me  involucraran en este tira y hala. Creo que en el caso de La Victoria hay un gran culpable: el síndico de Santo Domingo Norte, Jesús Félix, a quien yo había comenzado a elogiar por su actitud propia de un estadista, pues decidió al principio de su gestión dar continuidad a todas las obras iniciadas por el anterior síndico Daniel Carvajal Louis, incluyendo el parque de La Ceiba, y no sólo eso, sino que siguió trabajando con los mismos ingenieros que ganaron los concursos. Sin embargo, me siento apenado de la actitud asumida hoy por este señor, quien ha demostrado una gran falta de liderazgo, pues parece que el caso de La Victoria se manejó con torpeza, donde predominaron las pasiones y no el análisis frío de quien debe dirigir con equilibrio. ¿Para sustituir al síndico de La Victoria había que comenzar una cadena de maltratos y humillaciones hasta hacerlo estallar, para después justificar el absurdo de los absurdos?

El señor José Ramón Hernández Concepción es un aliado del Partido de la Liberación Dominicana y por ser un aliado, que viene del Directorio Reformista, debieron haberlo tratado con más cortesía. No sólo eso, viene de una familia de gente muy serias y muy decentes. La impresión que se da es muy fea: fue usado y ahora lo quieren echar a un lado.

Todo esto me apena, porque mi pueblo está dividido por la razón de las sinrazones, y me apena más todavía porque hay dos amigos míos envuelto en este lío: Johnny Guillermo, designado síndico bajo una estúpida maniobra, y el mismo Ramoncito. Los dos son mis amigos de infancia. Quiero llamar la atención del doctor Reynaldo Pared Pérez, secretario general del Partido de la Liberación Dominicana y presidente del Senado, para que se le busque una solución a esta situación. El pueblo de La Victoria no merece eso, pero tampoco merece ser maltratado un aliado del Gobierno, un prominente hijo de nuestro pueblo, un hijo de la familia Hernández Concepción, que es una línea de personas profesionales y personas de grandes. Tampoco merece estar en ese torbellino un intelectual conciliador y hombre respetuoso como Johnny Guillermo, fundador del PLD en mi pueblo.

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