Tierra alta 
 ¡Adelante general RamÍrez Ferreira!

Tierra alta <BR> <STRONG>¡Adelante general RamÍrez Ferreira!</STRONG>

PASTOR VÁSQUEZ
ceyba@hotmail.com
Anoche, precisamente anoche, atrapado en las garras de un tormentoso insomnio que me persigue desde San Isidro hasta Petion Ville, y fatigado de la misma lectura, historias y más historias, novelas y más novelas, escritas en idiomas extraños que heredé de mi amada madre, me asaltó la idea de leer una viejas gacetas que han sobrevivido al vendaval de irresponsabilidad que pasó por la Embajada de la República Dominicana en Haití durante muchos años.

Viejas gacetas, envueltas en un polvo casi centenario, que han dormido tranquilas en un rincón de esta misión, porque al parecer a los ladrones de documentaciones oficiales no les interesó su contenido, han sido mi refugio en esta noche solitaria.

¡Y cuántas maravillas he encontrado en ella! Desde un documento que da la nacionalidad provisional dominicana a una niña que hoy es una distinguida dama de la sociedad dominicana, y que había nacido en Puerto Rico, hasta un decreto autorizando la venta de un terreno del Estado en un lejano municipio de la Frontera.

El Jefe todo lo podía hasta la noche triste –para sus íntimos- que encontró el camino del infierno en una oscura ruta del sur, donde fue asesinado con alevosía, premeditación y acechanza. Después hubo que agregarle una palabra al diccionario: ajusticiamiento.

¡Jajaja! ¿Y dónde estaban los justicieros en abril de 1965 cuando el gran patriota, coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó combatía a los intrusos?

No, caray, volvamos a lo nuestro, porque ya me estoy metiendo casi en un lío. Y hablando de las gacetas, entonces allí hay un decreto del generalísimo Héctor Bienvenido Trujillo Molina, entonces presidente de pacotilla de esta media isla. ¡ah! Y sepan que en nuestro país hubo tres generalísimos: Chapita Trujillo, Bienvo Trujillo y el generalísimo Máximo Gómez.

En esas jorobadas y roídas gacetas también me entero que Chapita era quien nombraba a los profesores de la Universidad de Santo Domingo.

Bueno, allí me encontré también con un decreto en que se clasifican, se describen y penalizan la distribución, comercialización y consumo de las drogas narcóticas.

El decreto es de 1956 y no recuerdo su número, pues tendría que ponerme a buscar otra vez entre todo ese papelerío y tengo sueño. Yo pensaba que la vaina de las drogas venía de los años 60, pero fíjense como el narcotráfico viene de lejos.

Ese monstruo que corroe la sociedad, que amenaza con destruir el imperio de la paz familiar y social en el mundo, como el avance avasallador del Dios Thor con su despiadado martillo, como la avalancha de los bárbaros turcos sobre Constantinopla, viene de lejos y viene a destruirnos.

El Presidente ha designado al Mayor General Rafael Radhamés Ramírez Ferreira al frente de la Dirección General de Control de Drogas y pienso que ha sido la mejor designación en toda la historia de esa institución.

La lucha contra el narcotráfico no es un relajo. El narcotráfico es una amenaza peligrosa para la seguridad nacional. Desde hace tiempo se viene advirtiendo el peligro que se avecinaba, pero la gente no creía. ¿Por qué uno no creía? Bueno, porque la lucha contra el narcotráfico la cogieron para hacer política, para dañar reputaciones, para apoderarse de lo ajeno.

No sé si ustedes recuerdan el caso de un francés que le querían quitar su casa –otra vez me estoy metiendo en líos-. Margarita Cordero le dio seguimiento en la Revista Rumbo a ese vergonzoso caso.

Así, lo que se supone era una lucha seria, patriótica, era llevada a un desenfreno de bajas pasiones y el esfuerzo caía en un vacío histórico.

Hoy uno se siente bien, uno se siente seguro de que a nadie se le va a acusar falsamente, de que no se va a usar la DNCD para dañar reputaciones, para chantajear. Uno está seguro de que se le va a dar duro al narcotráfico y de que se van a respetar los derechos humanos, pues lo primero que hizo ese correcto oficial fue reunirse con las autoridades judiciales para coordinar las acciones a emprender.

La Dirección de Control de Drogas está en manos de un hombre serio, de gran reputación, de un intelectual de verdad, de un hombre de grandes valores morales, de un patriota. El general Rafael Radhamés Ramírez Ferreira es una persona que merece el apoyo y la confianza de la población dominicana.

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