Tierra alta
El socialismo y la tragedia

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PASTOR VÁSQUEZ
ceyba@hotmail.com
www.ceyba.blogspot.com
Una vez leí en un libro de Samael Aun Weor, que creo se llamaba “Apuntes secretos de un gurú”, una frase que me dejó impactado: “Sólo ante el dolor y la desesperación la sociedad es comunista”.

El filósofo colombiano, que era un conservador confeso, observaba desde su óptica que la gente se une sólo cuando las catástrofes asolan, dejando una secuela de lutos y llantos. Y tenía razón, en parte. Cuando vino el huracán Georges, yo pude ver a una sociedad dominicana de la que me sentí orgulloso. En los días en que navegaba por los mares de la izquierda revolucionaria, los compañeros nos quejábamos de lo individualista que, a nuestro entender, era el pueblo dominicano.

Nuestro pueblo había sido enseñado por los herederos del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina (alias Chapita) a ser apático, poco sociable, ajeno a los problemas sociales. Se forjó una clase media parasitaria y temerosa, tal como lo narra Eduardo Galeano en “Patas arriba”. Una clase media agónica, que lucha a brazo partido, dejando atrás todo principio moral, si es necesario, para elevarse más y más, con el temor de volver a caer de donde vino.

Así, esa clase media odia y reniega de sus propios orígenes; se encumbra, adopta posiciones canallescas, de valores distorsionados; se enorgullece de ir a parir sus hijos a Estados Unidos para que tengan pasaportes norteamericanos, mientras frente al pueblo levanta un estúpido nacionalismo tan ridículo que da pena.

Eso hemos sido, lamentablemente, hasta ahora. Mientras nuestro país va creciendo económicamente y va asumiendo los vientos de cambios que soplan en el globo terráqueo, el desequilibrio social va en aumento y nosotros somos indiferentes, todos, a esta realidad que viven nuestros humildes, esos humildes a quienes  cantó el poeta Federico Bermúdez, en los 1900. Yo creo que la burguesía dominicana, los ricos industriales y los conservadores que viven apegados a viejos esquemas de desarrollo, nada perderán si República Dominicana se socializa, si avanzamos a una verdadera revolución democrática. Eso, incluso, aleja las posibilidades de una explosión social que podría tener nefastas consecuencias para nuestra querida República.

Esto que acabamos de ver con la tragedia de Noel deja una vez más al desnudo nuestras debilidades como nación. La pobreza está ahí, latente, y hay que hacer algo urgente.

Hace falta un nuevo contrato social. El presidente Leonel Fernández es un hombre de ideas claras, de pensamiento avanzado. Si dejamos atrás los celos políticos, la sociedad se podría sentar frente al Jefe de Estado y hacer un nuevo pacto de nación.

Hay que “socializar” la República, hay que avanzar a un socialismo al estilo República Dominicana, con nuestra propia etiqueta.

Esas tragedias van a volver a repetirse y tal vez con ínfulas más terribles. ¿Cómo es posible que nosotros no nos hayamos podido poner de acuerdo para acabar con esos cinturones de miseria? ¿Es que no tenemos ojos para ver? ¿Es que no sentimos lo que está ocurriendo?

Dios mío, ¿por qué estas personas tienen que vivir en condiciones tan inhumanas, en los bajos de los ríos, en lagunas y pantanos?

Desde aquí quiero clamar hoy por una nueva sociedad. No vayan a tapar huecos, no vayan a construir viviendas en los mismos lugares de influencia de las aguas. Dejemos la politiquería y vamos a sentarnos todos los dominicanos para construir un nuevo modelo de sociedad.

EL CLAMOR DE REYNALDO PARED

El presidente del Senado, doctor Reynaldo Pared Pérez, ha clamado a los políticos que no usen esta tragedia para politiquerías baratas, y tiene razón. La perversidad ha estado a la orden del día desde que comenzó esto.

Hay gente a la que se le ha ocurrido la maledicencia de lanzar chistes de mal gusto por la Internet con respecto a la tormenta Noel. ¡Cuánta falta de respeto!He escuchado también a muchos “comunicadores” en la televisión y en la radio lanzando esos chistes de mal gusto, abusando de la ignorancia de la gente. Por eso es que no avanzamos.

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