POR PASTOR VÁSQUEZ
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Hace unos años viajé al Estado de Nuevo León, México, un lugar agradable y apacible, donde el visitante es recibido con una sonrisa a flor de labios.

Mientras me paseaba por una calle de la ciudad de Monterrey, una joven se me acercó para saludarme en inglés y le contesté que no necesitaba hacer ese esfuerzo, pues yo hablaba español; se sorprendió aquella joven agradable y simpática, pues pensó que yo era un norteamericano negro que estaba por allí de paseo.

Cuando entramos en confianza, la joven me preguntó mi país de origen y esta vez la sorpresa fue mía, pues la joven no sabía dónde quedaba la República Dominicana. Tampoco había oído hablar jamás de este país.

Cuando le hablé de Juan Luis Guerra, me dijo que nuestro artista era de Guatemala. Le dije que en la República Dominicana estaba la primera universidad de América y se quedó con la boca abierta. Claro, no le mencioné el Faro a Colón, en el que el gobierno balaguerista se gastó el dinero de Chanflín, dizque para promovernos en el mundo.

Fue ahí cuando me di cuenta de que los dominicanos sufrimos de un exagerado patriotismo, que muchas veces se torna ingenuo y que ese patriotismo va paralelo a un proceso de negación permanente de lo que somos.

El generalísimo Chapita, dentro de las cosas buenas que tuvo, se preocupó por promovernos a nivel internacional, pero eso fue en una época remota, y las cosas se olvidan.

Los Gobiernos que tuvimos antes de 1996 nos postraron en el anonimato internacional y mientras el mundo avanzaba, teníamos a unos diplomáticos que sólo se dedicaban a cortar papeles en los escritorios y enviar chismes para la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.

El Presidente Leonel Fernández forjó una nueva diplomacia. Creo que en la diplomacia dominicana hay que hablar de un antes y un después.

Recientemente, el secretario de Estado de Relaciones Exteriores, don Carlos Morales Troncoso, y el Secretario de Estado Director de Información y Prensa de la Presidencia lanzaron el documental “Los Viajes del Presidente” para explicar a la población las razones de los viajes de nuestro jefe de Estado y los logros alcanzados en esos viajes.

Las críticas a los viajes del Presidente vienen de los mismos sectores retardatarios, de esa derecha rancia, representada por el grupo llamado PPH, que llevó a la nación dominicana a convertirse en una vergüenza internacional.

Nosotros no somos una autarquía. Desde hace mucho, en términos económicos, jurídicos y sociales, dependemos de la situación internacional, y por eso necesitamos una diplomacia moderna, activa y dinámica como la que está realizando el Excelentísimo Señor Presidente de la República.